Sindicales

9/6/1993|393

La verdadera cara de la versión izquierdista del CTA

Cuando el actual gobernador ganó las elecciones en 1991, desde el Frente Social (agrupamiento político donde se enroló ATE), se definió el acceso de Sobisch como un triunfo popular y el arribo a la casa de gobierno de un “hombre de trayectoria, no un improvisado o corredor de autos”. Así concebía el futuro núcleo del CTA la llegada de Sobisch a la gobernación, en oposición a los candidatos del PJ y la UCR.


Coherente con esta posición, la directiva de ATE llevó más de una vez a los delegados a audiencias con el gobierno para aplaudir al gobernador. Se suscribieron actas tras actas con medidas contra los estatales que impulsaba el recién electo gobernador (horario cortado, municipalización, etc.), creando a tal efecto un organismo de “consenso”, la CORE (Comisión de Reestructuración del Estado). El gobierno y la directiva de ATE llegaron a elaborar un proyecto de ley en común, sobre paritarias y conciliaciones.


Hoy el gobierno abandonó la vía del “consenso” para imponer los despidos, municipalizaciones, privatizaciones, retiros “voluntarios”, etc., de modo que los choques con los trabajadores estatales se han agudizado. Sin embargo la estrategia de la directiva de ATE sigue siendo quejarse por “la falta de voluntad política del gobierno para consensuar la reforma del Estado”.


transformarlo en una jornada de lucha del resto de los estatales, tal como lo exigía un volante de la Naranja y Blanca, además de colocar en el centro de los reclamos un pedido de 250 pesos de recomposición salarial.


La comisión directiva de ATE jugó a fondo su política de frenar el paro. El plenario previsto para el lunes 17, fue levantado sin motivos valederos y pasado para el miércoles 19, que también se suspendió con el increíble argumento que al no sesionar el plenario de delegados, la Subsecretaría de Trabajo no podría notificar al gremio de la ilegalidad del paro.


Desde ya la suspensión del plenario no evitó la notificación, pero sí evitó que la lucha de los hospitales y centros de salud y sus comités de lucha hicieran sentir en el plenario, y al resto del gremio la presión por transformar el paro “matero” en un paro activo. Esto se reflejó en un paro muy dispar, con alto acatamiento en los sectores ya movilizados y muy poco en el resto. No sirvió para golpear al gobierno. Por eso el gobierno lanzó un proyecto de ley para reducir la planta estatal, y la directiva no tuvo más remedio que largar un paro con movilización hacia la Legislatura a partir de las 10 horas el día 4.


La dirección CTAísta sigue enganchada en la idea que el gobierno “no consensúa la reforma del Estado”, y reclama el regreso a la mesa de negociaciones. Para la semana entrante está planteada una movilización de la Coordinadora de Gremios Estatales. Una vez más, la suerte de los estatales se dirime en la calle y en la lucha. Para triunfar falta una dirección realmente antigubernamental, basada en los comités de lucha, los plenarios conjuntos de todos los trabajadores estatales y un programa que ponga como primer punto el reclamo de recomposición salarial de 250 pesos.