Sindicales

26/9/2013|1287

La verdadera estatización está en la agenda obrera

La muerte evitable de un motorman desnuda aún más la precariedad laboral ferroviaria

Candidato a diputado nacional por el Partido Obrero en el Frente de Izquierda

Un motorman de la línea Belgrano Cargas falleció este martes como consecuencia de un insólito accidente. Una rama se incrustó en la cabina de manejo y se cobró la vida del compañero Angel Antonio Zelaya.


El convoy del Belgrano Cargas y Logística, que circulaba desde la localidad bonaerense de Santa Lucía con destino a Retiro, ingresó a una zona de vía en la que proliferan los ramajes, convirtiendo a la traza en un túnel vegetal. Lo que parecería una tragedia del azar es otra expresión de la enorme precariedad e inseguridad del servicio ferroviario.


Desde la época en que los ferrocarriles estaban en manos de los ingleses, el desmalezamiento y la remoción de todo obstáculo que pudiere encontrar un tren a su paso es obligación de los operadores ferroviarios. Sin embargo, el abandono de las trazas del ferrocarril se extiende por todo el país y es causa de accidentes y muertes. A las ramas y arboledas sin tareas de desmalezado que provocaron esta muerte pueden sumarse los continuos apedreamientos que sufren las formaciones que, no sólo pueden causar víctimas mortales entre los conductores, cuyos vidrios de cabina no están blindados, sino entre los pasajeros, debido a la falta de ventanillas metálicas de protección en una inmensa cantidad de formaciones. La desatención de la seguridad es tal que a los riesgos mencionados se suman las zonas de villas donde los trenes rozan las chapas de viviendas precarias levantadas a la vera del camino o los puestos de venta, en zonas como La Salada, que "se corren" ante la llegada del tren. El estado de las vías y durmientes es deplorable a lo largo de todo el país. Una formación nueva proveniente de China hizo un viaje de prueba a Bariloche a cargo de la Unidad Ejecutora provincial y tuvo que desplazarse a 10 km/h en parte de su recorrido por el estado calamitoso de las vías. Si agregamos la existencia de pasos a nivel sin barrera o banderillero al repertorio de calamidades, muchos recordarán los arrollamientos de micros escolares en noviembre de 2011 y marzo del 2012. El primero fue la peor tragedia de trenes de la historia de la provincia de San Luis. Un micro en el que viajaban 49 personas, la mayoría chicas de entre 10 y 11 años de una escuela católica, fue embestido por un tren de carga operado por la empresa ALL, sobre la ruta provincial 3, cerca de la localidad de Zanjitas, 65 kilómetros al sur de la capital de la provincia. Por el accidente, murieron ocho personas (seis chicas y dos mujeres) y más de 30 resultaron heridas. El segundo accidente provocó heridas leves en 11 personas, ocho menores y tres adultos, en un cruce de vías de la ex ruta 9, a la altura de la ciudad bonaerense de Campana.


Nada de esto está en la agenda del gobierno, que en materia de Transporte se desintegra en una puja interna entre Randazzo y De Vido por el manejo del presupuesto y la herencia del poskirchnerismo. El ministro de Planificación es tan responsable de la masacre de Once y el asesinato de Mariano Ferreyra como los procesados y condenados por ambas causas. Fue el mentor de la "trilogía siniestra" de empresarios, funcionarios y sindicalistas que denunciara el juez Bonadío en la causa de Once. La cruzada contra los trabajadores del actual ministro de Interior y Transporte apunta a predisponer favorablemente a la opinión pública para el recorte de conquistas (liquidación de la jornada de 6 horas en conductores y guardas por insalubridad) y salario de los ferroviarios, así como a desconocer los derechos laborales del personal tercerizado y avalar los despidos.


Sin embargo, contra la opinión del ministro, el problema no son los trabajadores, sino la matriz capitalista de la política ferroviaria del kirchnerismo. Todos los anuncios de nuevas formaciones ferroviarias compradas a China pasan por alto que el servicio no mejorará sin un plan integral de obras y mantenimiento para la próxima década (para empezar) que debería incorporar miles de trabajadores y la maquinaria que hoy sólo poseen las contratistas privadas. La lógica de respeto del interés capitalista del kirchnerismo y la oposición burguesa convierten al Estado en rehén de los Romero y Roggio para la recuperación del servicio ferroviario. Sin embargo, son éstos quienes tuvieron la responsabilidad y los recursos estatales para garantizar el mantenimiento y la seguridad del servicio desde las concesiones de Ugofe, Ugoms… y Belgrano Cargas, donde compartieron responsabilidades con Macri, Moyano, Pedraza y Maturano, hasta hace muy poco, aunque ahora los dirigentes de La Fraternidad lloren lágrimas de cocodrilo por el compañero y denuncien la inacción de Randazzo.


Todo el patrimonio y la poca tecnología que poseen estos concesionarios debería pasar a Estado como resarcimiento por el vaciamiento y la precarización del servicio y de las condiciones laborales de los ferroviarios. Esa y no otra sería una genuina estatización de los ferrocarriles. Poner todos los recursos existentes en materia ferroviaria en manos del Estado y bajo control de los trabajadores. De ese modo, el Estado podría encarar las obras con personal permanente y con un control obrero y de los usuarios sobre el destino de los fondos.


Sólo una alternativa obrera y socialista en el poder, como la que representa el Frente de Izquierda, puede llevar adelante las transformaciones de fondo en el marco de un cambio de régimen liderado por los trabajadores.