La vivienda, otro gran escenario de confiscación social

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Durante la ‘década ganada’, la población en villas de la Capital creció de 100.000 a 170.000 personas. Actualmente, el 6% de los porteños viven en villas y asentamientos, un porcentaje cuatro veces superior al de comienzos de los años 80. Las estadísticas hablan por sí solas respecto del derrumbe social de una Ciudad que exhibe, por otro lado, a sus shoppings, centros de diseño o emprendimientos inmobiliarios. Pero es necesario caracterizar en qué ha consistido la explosión villera de los últimos años. Una parte importante de los nuevos inquilinos villeros son trabajadores precarizados o jubilados que alquilaban en departamentos, pensiones u hoteles. El alza brutal de los alquileres, al calor de la especulación inmobiliaria y de la ausencia completa de viviendas sociales, por un lado, y la caída del poder de compra del salario y de las jubilaciones, por el otro, empujaron a muchos de ellos a la villa. En éstas, se ha desarrollado otro negocio inmobiliario a costa de la miseria social extrema: el alquiler de casas o incluso de piezas, que hoy se cotizan a unos mil pesos por mes. Naturalmente, quienes manejan este negocio son punteros unidos por múltiples lazos a los partidos que gobiernan en el país o en la Ciudad. Cuando los Macri o Berni atribuyen las ocupaciones de tierras a las “mafias villeras”, no dicen que esos mafiosos tributan a sus propios aparatos políticos. Tampoco aportan ninguna salida a las miles de familias que son víctimas de esos mismos punteros.

Pero desde el estado, los Macri y K trabajaron activamente a favor de esta confiscación social. En el caso de la Ciudad, el Instituto de Vivienda ha sido virtualmente liquidado. La politica de villas está manejada por la Unidad de Gestión e integración social (Ugis), un organismo de punteros macristas que montó un régimen asistencial al servicio de la cooptación de los dirigentes villeros. La otra pata de la politica villera del PRO es…la Corporación Buenos Aires, cuyo directorio -con participación de macristas y opositores- tiene a su cargo la preparación del sudeste porteño como futuro enclave inmobiliario. Al servicio de esos objetivos, se ha diseñado el llamado “Plan Maestro”, que contempla la privatización de centenares de hectáreas de tierras públicas en la Comuna 8. En esa orientación social, es claro que la `política de villas` se limita a contener la expansión de los actuales barrios y bloquear cualquier iniciativa de urbanización, que obligaría a aportar tierras ociosas a las que ocupan actualmente los barrios precarios. Por esa razón, las leyes que imponen esa urbanización, por caso, para la Villa 31 o la Villa 20, nunca se ejecutaron. Mientras tanto, el PRO y el kirchnerismo han avanzado en el remate de terrenos ferroviarios y tierras públicas en beneficio de IRSA y otros grupos capitalistas.

La ocupación de los terrenos linderos a la Villa 20 han vuelto a colocar a la orden del día la lucha por el techo y la necesidad de un programa.

1. La Corporación del Sur, ese gran `cofre` de tierras con fines capitalistas, debe ser disuelta. En su lugar, planteamos la reserva o protección de las tierras públicas del sudoeste porteño con destino exclusivo para vivienda social y espacios públicos verdes, sanitarios o educativos.

2. A partir de un censo realizado bajo control de delegados villeros electos, que integre también a quienes alquilan, debemos avanzar en la exigencia de una urbanización integral, que una a las villas con el conjunto del tejido urbano.

3. El Banco Ciudad -actualmente bajo los agentes polìticos de IRSA-debe ser dirigido por representantes electos de organizaciones obreras junto a los movimientos que luchan por el techo, para financiar una gigantesca inversión a favor de quienes viven de su trabajo.

4. Por impuestos progresivos e incluso confiscatorios sobre el gran capital inmobiliario y la propiedad ociosa, para abatir el valor del suelo y de la propiedad y aportar al financiamiento de la vivienda popular.

Colocaremos este programa al debate de delegados de villas, del movimiento obrero y de la juventud de la Ciudad, por una iniciativa legislativa que sirva para impulsar una gran movilización política por el techo.