Sindicales

4/8/2008|892

Lafsa, SW, Aerolíneas: Que se vayan los vaciadores

Ningún despido ni perdida de conquistas. Por una aerolínea nacional bajo control obrero.


A casi un mes del estallido del escándalo de las valijas de Ezeiza, la situación de los trabajadores de Lafsa y Southern Winds (SW) es de incertidumbre.


 


El traspaso de Lafsa a Lan Chile rquiere que Lan compre la porción minoritaria de una compañía local “fantasma” –Aero2000–. El único capital de Aero2000 son sus licencias para volar a varios de los destinos más demandados del país. Según han denunciado los gremios aeronáuticos, Aero2000 estaría manejada por testaferros de Jaime, el secretario de Transporte de Kirchner. En suma, los “nacionales” está urdiendo con Lan un camino para burlar las leyes supuestamente “protectoras del espacio aéreo” que ellos mismos promulgaron.


 


El viernes pasado, directivos de Lan firmaron un acuerdo con los gremios de pilotos, personal técnico y tripulantes de Lafsa, con el compromiso de preservar los puestos de trabajo y condiciones laborales. Lan firmó “en representación” de la compañía a formarse, en la que no tendrá mayoría, al menos formalmente. Este precario acuerdo excluye al personal de tierra y también a los trabajadores de SW.


 


La reprivatización de Lafsa anuncia despidos y pérdidas de conquistas para los trabajadores de esa empresa y de SW. Este panorama ha desatado un cuadro de movilizaciones, asambleas y paros entre los trabajadores aeronáuticos.


 


 


Una crisis general


 


Pero la crisis desatada en torno de Lafsa debe verse en un cuadro más general. Aerolíneas Argentinas, controlada por un grupo español, en los últimos años acumuló pérdidas fabulosas a pesar de controlar el 85% del mercado local de cabotaje. Los privatizadores de Aerolíneas intentaron financiarse abriendo la compañía a la Bolsa argentina, pero para ello ni siquiera pudieron presentar balances en regla. Una fuente del grupo controlante acaba de afirmar que “si aparece un interesado con el dinero necesario, entonces por supuesto que venderíamos todo” (El Cronista, 16/3). La crisis de estos días está destapando no uno, sino dos fracasos: el de la estatización trucha de Lapa Dinar –que terminó creando una “caja” negra para subsidiar a SW–, y el de la privatización de Aerolíneas a manos de otro grupo de vaciadores.


 


El ingreso de Lan en el mercado argentino obligaría a Marsans/Aerolíneas a compartir el botín de la navegación aerocomercial con otro pulpo, algo que afectaría esos planes de venta parcial o total. No sorprende, por lo tanto, que los directivos de Aerolíneas hayan “operado” en estos días contra el ingreso de Lan al mercado.


 


Pero en los planes de Marsans/Aerolíneas no hay nada de “nacional” ni de “defensa de los trabajadores”. Por lo pronto, los patrones españoles ya están usando el fantasma de Lan para “advertir” a sus empleados que vienen “días dificiles”. Es decir que los trabajadores, con salarios y condiciones de trabajo inferiores, deberían pagar los costos de una guerra entre monopolios aéreos. Para “subrayar” esta orientación, la patronal española intentó, sin éxito, despedir a centenares de contratados hace dos semanas.


 


 


Un programa


 


La crisis de las valijas ha mostrado la impostura del gobierno de la burguesía nacional, que armó una ficción de línea aérea nacional con el solo propósito de canalizar subsidios a un grupo privado (Maggio/SW). Pero del fracaso de esta “estatización” trucha los sindicatos aeronáuticos no han rescatado el planteo del control obrero sobre la aerolínea nacionalizada, sino que aceptan la reprivatización como hecho consumado. Para Basteiro, “lo mejor hubiera sido que Lafsa se consolidara como empresa del Estado asociada con Lade” (Página/12, 18/3); es decir que da por perdida la estatización, y hoy sólo cuestiona que el acuerdo con Lan se haya realizado “sin licitación” previa. Tanto APA como Aeronavegantes denuncian que este acuerdo atentará contra los puestos de trabajo en Aerolíneas. Pero los dueños de Aerolíneas, con o sin Lan, ya están conspirando contra los puestos de trabajo. Si los compañeros aeronáuticos son colocados como peones de una lucha entre pulpos, las reivindicaciones obreras y nacionales quedarán fuera de la agenda de lucha.


 


Es necesario plantearnos un programa y un movimiento de conjunto frente a la crisis: ningún despido en Lafsa, SW y Aerolíneas, estabilidad laboral, y defensa de todas las conquistas salariales y del convenio colectivo. Apertura de los libros de todas las empresas e incautación de los patrimonios personales de los vaciadores. Renacionalizar la navegación aerocomercial bajo control de los trabajadores.