Los tres despidos en Motorarg son la continuidad de un achicamiento del personal que la patronal viene llevando adelante desde hace unos años, a través de los retiros voluntarios -que son despidos encubiertos- y del despido de tercerizados. Esta línea de achique, que comenzó durante el gobierno K, redujo el personal a menos de la mitad, siendo hoy unos 60 trabajadores.

 

La empresa asegura que, como ya no le es beneficioso producir, se transformará en una importadora. Así es que anunció que habrá por lo menos 20 despidos más. Las persecuciones y golpes a la organización interna de la fábrica tienen por objetivo preparar el terreno para avanzar con los despidos.

 

Los despidos en Motorarg no son los únicos en el gremio metalúrgico de la zona. Ya hubo en los últimos 4 meses unos 70 despidos en SIAM de Avellaneda, y también en Eitar y Raimat de Quilmes. La línea de la burocracia es de parálisis frente a estos ataques patronales.

 

No dejemos pasar estos despidos en Motorarg. Es necesario un plan de lucha del conjunto de las fábricas de la zona por la reincorporación de los compañeros, y para frenar nuevos despidos. Que la seccional UOM Avellaneda convoque a un plenario de delegados para impulsar un plan de acción por estos reclamos.