Sindicales

11/6/2015|1367

Las conclusiones del paro general

El papel del clasismo y la izquierda


La burocracia sindical lo hizo. En un marco de importantes huelgas obreras por las paritarias, el paro fue dividido. Lució importante, por la magnitud absoluta del paro del transporte; tanto de colectivos como de subtes y trenes (a pesar el boicot de la Unión Ferroviaria), en camiones y transporte aéreo. En cambio fue sensiblemente dividido en la industria. En VW Pacheco la presencia fue de un 50% a la mañana y un 70% a la tarde; Fiat trabajó, como también trabajó el Smata Córdoba, la UOM Córdoba e incluso la alimentación de esa provincia; Unilever y metalúrgicos de Pilar también, Siderar en Campana, todas las gráficas importantes a excepción de las que dirige el clasismo, lo mismo que pasó en el neumático. Trabajó Lear y por lo tanto su piquete fue folclórico, porque no tuvo siquiera el objetivo de parar esa empresa. En cambio fue fuerte en químicos de la zona norte por iniciativa de los delegados de base. Pararon Astilleros Río Santiago, La Serenísima y Acindar.


 


Fue fuerte en la docencia de todos los niveles y también en el Estado, dando cuenta de la bronca contra los topes que allí se aplican con todo. En Río Negro los docentes pararon contra la dirección de Unter y en Neuquén empujaron a parar al sindicalismo K. En toda la Patagonia el paro fue fuerte también en petroleros y demás gremios industriales, mostrando la herida abierta por ganancias.


 


En gremios industriales menores como plásticos, adherido, fue importante, y dividido en otros como perfumistas. La gran empresa textil marplatense, Textilana, una vez más no paró.


La carnereada de la Asociación Bancaria fue políticamente un golpe al paro en su conjunto, por lo que mueven los bancos de actividad comercial a su alrededor. La conducta de la conducción de Palazzo es el anticlasismo concentrado. Puesto que el arreglo bancario no cambia el cuadro general ni siquiera para los bancarios que seguirán confiscados por ganancias.


 


Por supuesto, que las paritarias digitadas de la UOM, Uocra y demás sindicatos kirchneristas, apuñalaron las aspiraciones de los trabajadores y debilitaron el paro. Al punto que el cuerpo de delegados de la UOM Córdoba reclamó una paritaria local adicional por 5% más, pero el gremio no paró, es un proceso que debemos seguir y al que tenemos que contribuir en toda la UOM, como lo está haciendo también el Sitraic en la construcción ante el descontento por la paritaria entregadora de Gerardo Martínez.


 


La presidenta jugó a su manera con lo más tenebroso de la burocracia sindical, llevando a Viviani y al Caballo Suárez en la delegación al Vaticano, dos truhanes de la patota, brindando garantías de continuidad en la asociación con la CGT Caló más allá del 10 de diciembre y asegurando que no hubiera más fisuras ante el paro.


 


Pero hay que examinar a la burocracia opositora y su accionar. La movilización de Moyano el 5 de junio, encerrando a camioneros en un estadio y en su propia paritaria, fue testimonio de la estrategia del conjunto de la burocracia sindical opositora. Priorizaron la contención al despliegue de las energías mostradas por el movimiento obrero en las paritarias, especialmente por la formidable huelga general aceitera que rompió los topes de Kicillof y CFK.


 


Los gremios del transporte ya anunciaron paros propios futuros si no arreglan, pero es evidente que de conjunto han cancelado toda medida futura del conjunto del movimiento obrero. Ahora van a acompañar los acomodos con Scioli y Macri, frente al derrumbe de Massa, mientras queda para más adelante la “unidad de la CGT” para acompañar al próximo gobierno, según palabras del propio Moyano. El paro no tuvo perspectivas, no las tiene la burocracia.


 


Todo esto fue una manera de contribuir al ajuste presente, negociando algunas cosas, acotando unos topes ya rotos por aceiteros y bancarios, pero evitando un verdadero paro activo de 36 horas que era lo que correspondía a la magnitud de las cuestiones en juego: los techos paritarios y el agravamiento de ganancias, al mismo tiempo que los cierres y despidos que siguen por goteo al ritmo de la crisis industrial.


 


En este marco, del papel jugado por la izquierda hay que rescatar el plenario convocado por el Sutna y el proceso de asambleas en Fate y distintos lugares, como el proceso de estructuración del activismo y de frente único de la izquierda sindical que promovió y que culminó en la excelente marcha y acto frente al Ministerio de Trabajo, tras los piquetes iniciales. Fue un real punto de reagrupamiento para todos los sindicatos combativos, el Sitraic, AGD, Ademys, Seccional Oeste Ferroviaria (aunque se restringió al piquete local), seccionales del Suteba, de ATE, de Cicop, de Uettel en lucha por despidos y de numerosísimos cuerpos de delegados.


 


Queda picando el Congreso del movimiento obrero y la izquierda planteado por el Partido Obrero el 1º de Mayo y nuevamente en Ferro, llamando a su organización en común al Frente de Izquierda, la Coordinadora Sindical Clasista y el Encuentro de Atlanta. Esto con el objetivo de eslabonar un nuevo escalón en el reclutamiento de la izquierda y el clasismo de cara al proceso político y electoral. El paro puso en la agenda nacional las reivindicaciones del movimiento obrero que sólo el Frente de Izquierda hace propias.


 


 


 


FOTO: Ber Cornejo