Sindicales

22/7/2010|1138

Las elecciones en la CTA

La integración de la CTA al gobierno kirchnerista, de la mano de Yasky, la está llevando a la disgregación. Esto no hubiera sido posible sin la sistemática complicidad de la fracción que conduce De Gennaro, la que trató de formar una lista única con el agente K hasta último momento. Moyano ha vuelto a meter la mano en la interna de la CTA al dar su apoyo a Paulón (UOM Villa Constitución) –del sector de Yasky. Moyano advirtió que a la CTA no le queda otro camino que reincorporarse a la CGT porque –dijo textualmente– “para otorgar la personería a la CTA es preciso cambiar la ley y ya sabemos cómo le fue a los gobiernos que trataron de hacerlo”. Hizo referencia al derrocamiento de Illia por parte de Onganía y al hostigamiento al gobierno de Alfonsín, quien intentó un planteamiento similar. En la actualidad, el gobierno de los K es el nexo entre la burocracia que reivindica su trayectoria golpista y la de Yasky, que abandona el reclamo de la personería para la CTA del mismo modo que abandona la reivindicación del 82% móvil para los jubilados. La fracción de De Gennaro no cuestiona la subordinación política de los Yasky a los K, simplemente le reprocha que comprometa a la CTA ¡como si un secretario general y una directiva entera pudiera no comprometer al sindicato que dirige! Ocurre que De Gennaro quiere preservar su propio derecho (y el de su fracción) para apoyar al capital sojero.

La alianza de cegetistas y ceteístas está en desarrollo desde hace mucho tiempo, por ejemplo en Foetra Buenos Aires. Lo mismo viene ocurriendo en el Subte, donde la fracción pro-Yasky quiere llevar al sindicato recién creado al campo del kirchnerismo, mediante su incorporación a la CTA del oficialismo –sin el menor reparo al hecho de que los K y Moyano apoyan a la burocracia de UTA, que combate al nuevo sindicato en Metrovías. Como lo hace Yasky, tampoco recaba para eso el mandato de las bases del subte ni presenta un programa político-sindical.

Pero la alianza moyano-yaskista ya atraviesa una crisis monumental en Foetra, cuando recibió el rechazo de todas las asambleas de edificios a la paritaria, en la que se acaba de firmar un convenio que no respeta los reclamos históricos del sindicato, pero que sí lo acomoda a los ‘topes’, a las ‘cuotas’ y los ‘no remunerativos’ (negro) que ha impuesto el gobierno a la burocracia sindical (revientan así los aportes a la Anses, y luego dicen que ésta no tiene plata para el 82%). Foetra firmó con todos los sellos de las burocracias tradicionales de la CGT y de los gordos (Foessitra y otros) que había combatido, y ha disuelto en los hechos la Fatel – l sindicato nacional que debía reemplazar a esas burocracias– asestando al sector de la CTA un golpe demoledor. El sector moyanista acusa a su socio Marín, de la CTA, de no disciplinar a sus delegados y edificios, que se han rebelado contra la política podrida de los burócratas de CTA en Foetra. En esas condiciones, Claudio Marín, operador número uno del gobierno y de Yasky, enfrenta una crisis con las bases del sindicato, más otras dos: una con la burocracia moyanista y la otra con su propia agrupación (Frente Gremial). Hagamos notar que el MST, empeñado en un frente con la fracción de De Gennaro contra la de Yasky en las próximas elecciones de la CTA, ha apoyado el ingreso del sindicato del subte en la CTA, en un frente único con la fracción de Yasky (pianellismo), en otro caso más de su absoluta falta de principios y de su oportunismo ilimitado.

El objetivo de una lista opositora

En la elección de la CTA (como en la de Ctera) se va a oficializar la integración de la CTA al Estado, porque Yasky controla el aparato sindical y los padrones gracias al método, entre otros, de la afiliación individual y de los chacareros de la soja organizados en la Federación Agraria. Esta elección digitada agravará la crisis en la CTA y acentuará la rebelión de sus activistas. Es interesante hacer notar que numerosas agrupaciones locales ligadas, de uno u otro modo, al degennarismo, han decidido no formar parte de la lista nacional de esta fracción, en contraste con el yaskismo, que va unificado. Con independencia del resultado cantado de la elección, se destaca al mismo tiempo la ausencia, en la oposición al oficialismo ahora dividido, de un planteo político de conjunto. En algunos casos, domina el afán por conservar los sindicatos regionales; en otros, la disputa por figurar en las listas – pero ninguna caracterización política u orientación frente a la crisis de la CTA, la integración al Estado y su política de ‘paz social’. La oposición rehúye la discusión de un programa, con el argumento de que “en eso estamos de acuerdo”, o sea, rechazando la posibilidad de verificar ese acuerdo por medio del debate de las posiciones y de las acciones de unos y otros. Está claro que una lista opositora debería darse objetivos de propaganda y de reclutamiento, porque la posibilidad de asestar una derrota a las fracciones de la burocracia está por ahora excluida. La campaña debe servir para preparar esa derrota. La izquierda democratizante (PCR y MST están por una lista con De Gennaro), postula un frente de ‘afinidades ideológicas’ pero no quiere ponerlas a prueba por medio de un debate, de modo que el frentismo esconde un objetivo faccional. Aceptar este planteo es contradecir el propósito de una participación electoral, que debe ser preparar las condiciones (programa y desarrollo organizativo) que permita a las bases sindicales poner fin a la burocracia sindical. Esta izquierda democratizante no representa en la CTA una fuerza –y menos un canal del activismo. Es a este sector que va dirigida nuestra política y por eso tenemos en cuenta a las tendencias que lo expresan, aunque sea parcialmente. Lamentablemente, esta izquierda no se diferencia en nada de la burocracia en materia de manipulación: es lo que ocurre en el Sindicato del Neumático de San Fernando, donde un delegado de Fate del MAS asume “facultades delegadas” de parte del sindicato regional. Lo que debiera ocurrir aquí es que los dirigentes de la seccional participen en forma directa en la formación de una lista, y de ningún modo a través de un ‘apoderado’. La dirección del Sutna San Fernando, que estaría ‘delegando’ la participación electoral de la CTA, acaba de levantar una asamblea por la paritaria en Fate por pedido patronal (con un adelanto del 15%); no es un ejemplo que se deba ofrecer a los sindicatos de la CTA.

Las listas seccionales

En este cuadro, se están formando listas seccionales sin alineamiento a ninguna de las listas nacionales, acosadas por la competencia del yaskismo. Esta posición regionalista constituye un aval a la fracción de De Gennaro para la elección nacional (hay en ellas candidatos que adhieren al degennarismo). ¿Por qué no se unen y forman, mediante una convocatoria y un debate con las tendencias opositoras, una única lista nacional alternativa? Cualesquiera sean las ‘imperfecciones’ que pudiera tener semejante alternativa, la apoyaríamos sin sombra de duda desde nuestra posición política.

ATE Sur, en cambio, ha propuesto formar lista local, provincial y nacional. Se trata de una regional sindical que ha enfrentado en la práctica a la dirección degennarista del sindicato nacional, delimitándose incluso de la llamada constituyente social –el caballito de batalla falsamente ‘autónomo’ de la burocracia de De Gennaro y de elementos intermedios entre una y otra fracción de la burocracia, que viven de la caja del gobierno.

Recientemente, la lista Roja de los docentes tucumanos ha resuelto apoyar la lista que encabeza el Suteba La Plata en Ctera. El tema se debate en la Lista Rosa de Aten Capital; antes de eso, la agrupación Almafuerte decidió integrar la lista, al igual que la Violeta de Mar del Plata, la Verde de Esteban Echeverría y la 4 de Abril de Río Negro. En la UPTBA hay un enorme proceso de recuperación de cuerpos de delegados, los que prácticamente funcionan como sindicato autoconvocado, como lo prueba todo el tiempo el conflicto de Crítica. Otro centro de independencia de clase se desarrolla en la AGD –docencia universitaria.

La carta del PCR y MST, haciendo “un último llamado a De Gennaro a incluirlos en su lista”, habla por sí sola de este sector.

En resumen, quedan veinte valiosos días (si no se postergan las elecciones y su cronograma de presentación de listas) para luchar por una perspectiva política en torno a los ejes planteados. Insistiremos en la convocatoria común a un plenario para formar una lista clasista nacional.

16/7/10