Sindicales

7/6/2007|995

Las enseñanzas de Fate

Hace dos números, Prensa Obrera caracterizó al conflicto de Fate como una “rebelión antipatronal y antiburocrática”. Era un título fuerte, que incluso podía sonar “extremista” para un conflicto fabril. La caracterización no era exagerada. Habíamos señalado que la elección de veedores para fiscalizar las paritarias era un hecho nuevo y estratégico. Un paso adelante no sólo para los obreros de Fate sino para la organización de toda la clase obrera.


La afirmación incluso nos valió un “tirón de orejas” cariñoso de los luchadores de Interpack, que en una gran lucha ocuparon la planta y obtuvieron de hecho su propia paritaria. Algo similar ocurre con el Subte, con la gran huelga de Fargo, con los obreros de Terrabussi, con las grandes huelgas docentes o la de los trabajadores del Casino de Buenos Aires, donde los obreros buscan sacarse de encima las negociaciones truchas de la burocracia sindical y negociar ellos mismos en medio de la lucha con las patronales.


Lo de Fate es distintivo, pues estos veedores fueron a “fiscalizar” las discusiones paritarias con las cámaras patronales.


El hermoso relato de la asamblea de Fate tiene un trasfondo profundo. Los veedores tenían absoluta conciencia —por haber presenciado las negociaciones– de que la dirección del sindicato quería "cerrar" el conflicto y"'arreglar" con la patronal. Vieron cómo "acordaron" con las cámaras patronales del neumático y cómo sólo Fate no pudo "cerrar" por su presencia.


La burocracia sindical argentina hasta ahora se ha encerrado a discutir con las patronales, sin escuchar la decisión de los trabajadores en asamblea, transando el sueldo y las condiciones de trabajo a cambio de fabulosos subsidios para los sindicatos. En Fate no se podía hacer nada de eso, por la presencia de los fiscalizadores. El margen de maniobra que tenía el sindicato se hizo cada vez más estrecho. No podía bajarse del reclamo ni podía pactar una nueva conciliación obligatoria. La dirección del sindicato no tuvo otra alternativa que hacer pasar en una asamblea el puenteo de los veedores. Esa fue la posición de secretario general del gremio al reclamar “que se mandate” a la directiva a discutir el 25%.


La asamblea rechazó el planteo pues los fiscalizadores ya habían alertado en la planta que no había voluntad de seguir por parte de la dirección del gremio. Los trabajadores eran perfectamente conscientes de lo que estaba pasando en las negociaciones. El sindicato quedó sin respuesta frente al conflicto. De hecho no podía seguir negociando.


Las violentas acciones que luego dieron lugar a la renuncia de todos los delegados y a la directiva seccional son el resultado de un cambio profundo que se está operando en varios sectores de la clase obrera. En el puerto de Buenos Aires estamos asistiendo a nuevo Fate. Se han elegido “fiscalizadores”. El baile recién comienza.


Ya se ha impuesto la vieja consigna de que el salario mínimo sea igual al costo de la canasta familiar. Ahora un sector de la clase obrera va a reclamar que los paritarios sean elegidos en asamblea; es un paso revolucionario.