Sindicales

30/3/2006|939

Las Heras, una lucha revolucionaria

Los obreros de Indus tienen que ganar


En cientos de oficinas de las grandes empresas de la City, con miles de profesionales de variadas ramas, secretarias ejecutivas y las categorías más altas de los sectores calificados del movimiento obrero, la noticia del aumento al “mínimo no imponible” ha significado un aumento de los salarios. Pero para que esto se produjera, centenares de heroicos luchadores pelearon y siguen librando una gran lucha que aún no se ha cerrado.


 


A dos mil kilómetros de Buenos Aires, en las peores condiciones imaginables, los petroleros, los trabajadores de la construcción y sus heroicas familias, después de una gran lucha contra las patronales más poderosas del mundo, contra el Estado y contra la burocracia sindical, siguen peleando. Tienen pendiente la liberación de los trabajadores presos que dejó esa lucha, el encuadramiento sindical en el convenio petrolero, la reincorporación de los despedidos y el cese de la campaña de desafiliaciones al sindicato petrolero de todos los delegados y activistas que participaron en el conflicto.


 


Hay una campaña de represalias contra los delegados y luchadores petroleros.


 


La burocracia que dirige el Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Santa Cruz ha comenzado a mandar decenas de telegramas de suspensión de la afiliación a los más destacados luchadores. Los propósitos de esta suspensión son inmovilizar cualquier acción de lucha contra las patronales, impedir que estos luchadores pasen a dirigir el gremio y son una abierta invitación al despido por parte de las patronales.


 


El encuadramiento de los trabajadores de la construcción en el convenio petrolero es una reivindicación profunda. Ataca una cuestión vital para todos los trabajadores argentinos: la flexibilización laboral y los convenios basura. En Las Heras, más de tres mil obreros que trabajan en el petróleo no están bajo las normas del convenio petrolero; en esas empresas “auxiliares” el sueldo es menor a la mitad del de los petroleros, y además el 80% de los sueldos que se perciben son adicionales en negro. En un lugar donde aguantar 12 horas en los campos de petróleo es casi una proeza, las condiciones de trabajo son, sin embargo, terribles.


 


El ‘paraíso’


 


En Las Heras operan unas 22 empresas petroleras, pero casi 70 otras empresas, que realizan tareas directamente vinculadas con el petróleo, actúan como tercerizadas de las petroleras. Se trata de empresas que realizan el tendido eléctrico en los campos de petróleo; empresas que realizan el armado de las baterías donde se almacena el petróleo extraído; que hacen la estructura donde se realizará la excavación; que hacen el anclaje de los equipos de perforación; que realizan el tendido de las cañerías de petróleo; otras que realizan el vacío de los gases de los pozos; otras que transportan agua para las perforaciones; decenas que trabajan transportando a los trabajadores diariamente en los campos de ripio a cada base. Estas empresas tercerizan incluso lo que ya está, pues se desdoblan en un trabajo de “chiquitaje” que afecta a casi 500 trabajadores que figuran como al “servicio de Indus”,o con cualquier otro nombre.


 


Todos estos miles de obreros ganan menos de la mitad de lo que se percibe en el convenio petrolero, y la provisión de ropa y elementos de trabajo es de cuarta categoría. Esto ocurre en un lugar donde la ausencia de un mameluco térmico o buenos botines de seguridad equivale a una enfermedad o a un accidente.


 


El encarnizamiento del gobierno y las patronales con los trabajadores de Indus tiene su explicación. La lucha de Indus es revolucionaria, abre la posibilidad de desarmar ese paraíso de flexibilización laboral que han armado las patronales y el gobierno en toda Santa Cruz.


 


El encuadramiento sería un verdadero terremoto político que puede abrir una nueva situación en la clase obrera de Santa Cruz y en Comodoro Rivadavia. Es un llamado a la rebelión para 12.000 obreros que trabajan en el petróleo. Las patronales saben que los obreros ven con odio las cuantiosas ganancias de las petroleras y los siderales beneficios de las tercerizadas que en pocos años se han enriquecido a costa de trabajadores súper explotados, alejados de sus familias y con sueldos de hambre, en un lugar donde el costo de la canasta familiar duplica el de Buenos Aires. Las patronales saben que este odio, debido al brutal contraste entre la enorme riqueza y la desocupación, ha llevado a que hoy más de dos mil trabajadores sean petroleros ‘de prepo’, con o sin convenio, por la toma de plantas y los cortes de ruta.


 


La lucha por el reencuadramiento es también una señal para los miles de trabajadores de las decenas de “parques industriales” diseminados en el país donde, amparadas en convenios basura, las empresas han hecho lo mismo que en Santa Cruz. Si triunfa esta lucha por el encuadramiento de los obreros de la Indus también producirá el efecto para miles, como lo produjo el mínimo no imponible.


 


La lucha continúa


 


La lucha ha dejado en crisis al gobierno nacional, y se llevó puesto a un gobernador, posiblemente también caiga en la volteada el intendente de Las Heras, a esta altura un cadáver político. El propio gobernador y todo su gabinete han bajado a Las Heras con el propósito de tirar lastre y tratar de cooptar a los principales referentes de la lucha. Pero hay tres cuestiones centrales no resueltas.


 


1) El gobierno provincial y la jueza fantoche que lleva el caso Sayago han seguido la política del gobierno nacional. No pueden contener la lucha, tiran lastre y siempre dejan rehenes. Ya lo hicieron con Cristian Ruiz, que sigue injustamente encarcelado; ya lo hicieron con los compañeros que estuvieron en la pueblada de Pico Truncado, a los que tuvieron ocho meses en prisión, y ahora lo hacen con tres obreros de la construcción sin prueba alguna. Hay que arrancarlos de la cárcel.


 


2) La lucha por el encuadramiento está lejos de haber terminado, y tampoco han reincorporado a los cesantes. El gobierno ofreció reubicar a los despedidos en otras empresas, lo que ha sido rechazado por los obreros, que piden su restitución a Indus. Aún no se ha firmado un solo encuadramiento de esta empresa en el convenio petrolero.


 


3) Hay que defender a muerte a los delegados y activistas petroleros, aspecto vital para defender la unidad obrera que se ha creado en Las Heras. Ya se inició una campaña con petitorios repudiando las suspensiones de las afiliaciones.


 


Todo este heroico activismo está viviendo una experiencia política acelerada. Muchos están considerando al nuevo gobierno provincial de Santa Cruz más pérfido aún que el anterior. En Las Heras aún están frescas las pintadas de la fórmula Acevedo-Sancho. Son lo mismo a la hora de cumplir al pie de la letra las instrucciones patronales petroleras. A nadie se le escapa que, en Santa Cruz, los sueldos en blanco son el 20% de los salarios, y eso significa que la jubilación es un pasaje a la indigencia.


 


Los compañeros, en esta gran lucha, también han tenido la oportunidad de ver actuar a los partidos de izquierda que participaron y siguen participando. El Partido Obrero puso a disposición del conflicto una compañera abogada que está defendiendo a 10 obreros de los 18 detenidos. El FUT-PO ha realizado una enorme campaña de agitación en los campos petroleros en defensa de los detenidos. En Cañadón Seco, Pico Truncado, Caleta Olivia, Kaike, Río Gallegos y Las Heras. Está desarrollando una denuncia en toda la provincia contra las desafiliaciones de petroleros, entre las que se encuentra la de Norma Villamayor, histórica dirigente petrolera de Cañadón Seco. El FUT-PO, nacional y provincialmente, seguirá contribuyendo a apuntalar una de las luchas que muestra la vitalidad revolucionaria de la clase obrera.


 


La realización del Congreso Provincial del FUT-PO de Santa Cruz que se hará en Caleta Olivia los días 14 y 15 de abril, será una oportunidad para que decenas de estos destacados luchadores de la provincia analicen todo este gran proceso de luchas y también discutan la necesidad de una opción política obrera y socialista para dirigir los destinos de la clase obrera de Santa Cruz. Más que nunca, Santa Cruz necesita un partido de los trabajadores.