Las jornadas del 26 y 27 en Córdoba

Libertad de acción o plan de lucha

“Libertad de acción”. Ese fue el latiguillo al que recurrió el secretario general de la CGT Regional Córdoba, titular del SEP, y también legislador delasotista, José Pihen, para encubrir su oposición al paro general del 27 de agosto. Dentro de esa CGT se enrolan UOM, Smata, Uocra, Comercio y el Sindicato de la Carne, los más afectados por los despidos. Ninguno de ellos reunió siquiera a sus cuerpos orgánicos para tratar el punto. La UTA, que enfrenta un vaciamiento fenomenal en la ciudad capital, siguió la decisión de la conducción nacional. No fueron capaces de emitir siquiera un comunicado de apoyo a los reclamos planteados en la jornada. De esa central sólo pararon Aoita (transporte interurbano) y bancarios.

En la otra CGT (Rodríguez Peña) pararon todos. Los moyanistas Luz y Fuerza y Camioneros y los kirchneristas Suoem y Surbac (recolectores). En el Suoem, el cuerpo de delegados resolvió parar el jueves y movilizar masivamente el viernes con abandono de trabajo, para iniciar un verdadero plan de lucha. Luego la conducción maniobró para desconocer ese mandato, y finalmente se paró y movilizó el mismo día 27. Esta CGT convocó un acto donde se congregaron más de 1.500 trabajadores, en el cual tomaron la palabra Suárez, por Luz y Fuerza, y Daniele por los municipales. El discurso “izquierdizado” de los oradores no alcanzó para disimular el momento de zozobra que sufre esa burocracia.

Toda la burocracia, incluso aquella que conduce los gremios que movilizaron, es contraria a la tendencia a la huelga general que se desarrolla implacable entre los trabajadores. Y esa oposición se desarrolla también en términos políticos. Hace unas semanas, se ha conformado en la Legislatura de Córdoba una comisión multisectorial con participación de los secretarios generales de las dos CGT, para tratar un proyecto que impulsan De la Sota y la UCR sobre “servicios esenciales”, que tiene como objetivo único limitar los derechos de huelga y reunión (asamblea).

La iniciativa por el paro ha quedado en manos del activismo antiburocrático que viene luchando contra los despidos y el impuesto el salario. Así lo marca el corte frente a la fábrica que impulsaron los delegados de VW en asamblea. O la primera resolución del cuerpo de delegados del Suoem que establecía claramente la urgente necesidad de lanzarse a un plan de lucha. O los mandatos autoconvocados que se multiplican en las escuelas de la provincia por la reapertura de las paritarias, a iniciativa de Tribuna Docente.

El debate hacia el interior de los gremios se profundiza. La “libertad de acción” se opone por el vértice a la necesidad de desarrollar un plan de lucha general. Es claro que ninguna de las tendencias de la burocracia dará continuidad a la lucha, al contrario tratarán de suprimirla. Las conclusiones están a la vista. Por eso es fundamental apoyar a las listas de activistas que enfrentarán a la burocracia en el periodo inmediato (Suoem, Adiuc, UTA, SEP, VW). Elecciones donde la cuestión del plan de lucha nacional será el eje central.

Es necesario reafirmar entre los trabajadores que solo una variante política, la izquierda, apoya esas luchas. Con esa orientación la CSC-PO lanzó una gran campaña de agitación concentrada en UOM y Smata, que preparó el paro, y luego juntamente con el Frente de Izquierda y CTA participó de una jornada de cinco cortes el miércoles 26 de agosto. El propio 27 comenzó con un corte de la CSC-PO, juntó a otras organizaciones de izquierda, concluyern luego en el acto convocado por Suoem y Luz y Fuerza.


Jorge Navarro