Las muertes obreras en Vaca Muerta

La responsabilidad empresarial y del canalla Pereyra

Se debe hacer justicia por Cristian y Maxi y todos los compañeros muertos por la inseguridad laboral

Las muertes de Cristian Baeza y Maximiliano Zappia -los operarios de Pecom que trabajaban en Fortín de Piedra, el área estrella de Tecpetrol- han provocado una enorme conmoción. La muerte de estos dos jóvenes petroleros se suman a otras seis que han tenido lugar en los últimos 15 meses.


Fue con la plena implementación de la adenda flexibilizadora del Convenio Colectivo de Trabajo que se incrementaron los accidentes laborales y las muertes obreras. Fue un proceso que anticipamos, muy claramente, en Prensa Obrera en enero de 2017. Más tarde, se supo que la dirección del Sindicato petrolero entregó el convenio a cambio de que el Ministerio de Trabajo le habilitara la primera ART sindical de América Latina. Junto a la flexibilización, se impuso un régimen en el que las empresas aprietan a los técnicos encargados de la seguridad e higiene para que hagan la vista gorda, en función de nunca parar la producción. Luego, una vez que los anunciados accidentes se producen, los técnicos de seguridad son echados por las mismas empresas, oficiando de fusibles.


Ahora, las empresas, el gobierno y la dirección del sindicato intentan desligarse de sus propias responsabilidades y cargarlas sobre los trabajadores. Las autoridades de Tecpetrol, por ejemplo, afirman que se trata de “un hecho inexplicable debido a que Baeza no tenía tareas asignadas a ese sector y se desconocen los motivos por los cuales se encontraba circulando por ese sector”. Por su parte, el dirigente del sindicato, Guillermo Pereyra, dijo que se investiga desde el gremio “por qué ocurrió (el accidente) cuando es una planta moderna que prácticamente no hace falta transitar porque está todo monitoreado desde las cabinas”, abonando la versión de la empresa. El sindicato, responsable de la entrega del convenio, viene de cerrar una paritaria en la cual el tema inseguridad laboral estuvo completamente ausente. Eso, a pesar de que se habían sucedido seis muertes obreras en un poco más de un año. La tibia reactivación de Vaca Muerta, que hace unos días Macri y el gobernador neuquino Gutiérrez festejaron desde el área Loma Campana, se logró no sólo al costo de la dolarización de las tarifas, sino también de numerosas vidas obreras.


En oposición a toda esta propaganda podrida de las empresas y de la dirección del sindicato, la familia del obrero fallecido Cristian Baeza ha realizado declaraciones esclarecedoras. En un comunicado, la familia afirmó que Cristian “fue víctima de desidia y negligencia, que mal que les pese, sabemos que existe en buena parte de las operadoras y plantas. (…) Cristian terminó dentro de un tanque rudimentario. Sin protecciones, señalizaciones, ni elementos que evitarán este mortal accidente. No había máscaras de oxígeno cerca, sin una escalera interna, sin elementos de rescate a mano”. El padre de Cristian, en declaraciones radiales, refiriéndose a la relación entre el Sindicato y las empresas declaró: “no entiendo por qué hacen esto cuando deberían ser dos poderes opuestos”.


Se debe hacer justicia por Cristian y Maxi y todos los compañeros muertos por la inseguridad laboral. Como nunca se ha puesto de manifiesto la necesidad de realizar asambleas por empresa en las que se voten comités obreros de seguridad e higiene con poder de paralización de maniobras. Es necesario también, organizar la lucha por la anulación de la adenda flexibilizadora del CCT y el cambio de diagrama, para pasar del 2×1 al 1×1 sin reducción salarial.