Sindicales

17/1/2008|1024

Lavadero Virasoro: La derrota de una gran lucha


Durante seis meses, la lucha del Lavadero Virasoro concentró la atención del activismo obrero y estudiantil de Rosario por la combatividad y la firmeza de los compañeros en su pelea por defender a sus delegados y la reincorporación de los despedidos.


Desde el primer momento, la Comisión Interna se puso a la cabeza de las acciones. Ocuparon la fábrica por un día; bloquearon la entrada por seis meses; realizaron piquetes en las otras plantas de la misma patronal; se enfrentaron a la patota del patrón Guidetti y a la represión policial. Convocaron a las organizaciones obreras, políticas y estudiantiles a hacer el aguante frente a la fábrica; armaron un fondo de huelga y participaron y se solidarizaron con otras luchas.


A pesar del sacrificio y la combatividad, el conflicto terminó con una derrota. Todos los despedidos, incluyendo la Interna, quedaron afuera; incluso despidieron también a un grupo de compañeros que estuvieron en la carpa. El negrero Guidetti volvió a tener el control absoluto de la fábrica y a imponer condiciones laborales de esclavitud. Quedó en muchos compañeros un sabor amargo por este desenlace y el interrogante si podría haber sido otro el resultado de la lucha.


Orientación


Aunque la Interna puso el cuerpo y estuvo al frente de todas las acciones, en el desarrollo de la lucha fueron teniendo cada vez más peso otras posiciones político-sindicales y legales que le dieron la orientación estratégica conflicto.


La CTA y la CGT aislaron al Lavadero y se negaron a convocar a cualquier medida de lucha, paro regional o acción.


En asambleas y reuniones realizadas en el momento de ascenso del conflicto, el PO y otros sectores plantearon la necesidad de marchar a una acción decisiva como la ocupación de la planta o la exigencia a la CTA y a los sindicatos combativos de un paro activo regional. El paro regional había sido un factor fundamental en el triunfo de los compañeros de la química ICI de San Lorenzo.


El conflicto tuvo un punto de inflexión política cuando la CTA llevó a Yasky al Lavadero para mostrar que la presencia de su secretario general era "la garantía" de un apoyo incondicional al conflicto. A partir de ese momento, la CTA y sus aliados buscaron doblegar el espíritu combativo de los compañeros "llevándolos" a la conclusión de que el desgaste no dejaba otra posibilidad que discutir las indemnizaciones. Sembraron cada vez más expectativas en las vías legales. El centro del problema político de la lucha fue que la CTA nunca quiso transformarla en un conflicto que la enfrentara con el Frente Cívico de Binner.


En una de las reuniones para constituir una Coordinadora obrera estudiantil, el abogado de los compañeros planteó expresamente que todas las medidas de luchas están en estudio pero que si el conflicto había durado tanto tiempo es porque se había tenido el cuidado de "no llevarlo a fondo". La CTA hizo la plancha esperando por Binner.


El Lavadero es el primer ejemplo de la política de Binner frente a los movimientos de lucha. El conflicto se levantó luego de su asunción; las negociaciones fueron dispuestas por el gobierno provincial. La complicidad de la intendencia rosarina con la patronal es total.


Con la orientación de Binner y con presencia de los flamantes funcionarios socialistas del Ministerio de Trabajo, la CTA y sus aliados dieron el empujón final. Intervinieron un juez de instrucción, el Ministerio de Trabajo y la Defensoría del pueblo para dejar a todos en la calle. Hicieron el trabajo sucio de desmoralizar a los compañeros para evitarle al gobierno "progresista" tener que actuar abiertamente contra los trabajadores.


Actuaron en función de un gobierno que se reclama "progresista" pero que les descontó los días de paro a los profesionales de la salud municipal y que recientemente se negó a pagarle el incentivo a los docentes, lo que constituye una rebaja de sus salarios.


Fueron los responsables de esta derrota quienes cerraron la lucha en un acto donde hablaron, junto a dirigentes de la CTA, un funcionario del ministerio de Trabajo y un ex diputado del ARI. Para terminar el engaño, llamaron "victoria" a lo que fue una derrota de la cual fueron responsables.


Las cosas por su nombre


Los trabajadores debemos llamar las cosas por su nombre; no hay nada que esconder y menos a los compañeros que se jugaron de cuerpo y alma en esta lucha.


Una dirección clasista y consecuente se forja de victorias y derrotas a condición de sacar las conclusiones políticas de esas luchas. En este caso, significa la delimitación y la denuncia del bloque comandado por la CTA que sacrificó esta heroica lucha en el altar de un gobierno supuestamente "progresista". El silencio sobre la actuación de la CTA de un sector de la izquierda solo encierra su propia confusión y capitulación; algunas organizaciones incluso caracterizan que la CTA de Rosario estaría contra el "pacto social" cuando en realidad se postulan para ser la nueva CGT del gobierno de Binnner.


Lo que prima en un conflicto es la orientación estratégica. La formación de la Coordinadora Obrera Estudiantil, que aportó activistas en las movilizaciones y en la propia lucha, colaboró para formar el fondo de huelga y estuvo siempre con los compañeros, no influyo en las decisiones políticas del conflicto. Al Lavadero Virasoro lo mato el "progresismo". Sus valiosos luchadores tienen que superar el espejismo del apoyo de "radios abiertas", sonidos para los actos y la ayuda económica a a condición de que no se enfrenten al gobierno. Los actos con la presencia del CTA fueron vacíos; nunca terminaron en una sola hora de paro regional impulsado por ellos. La CTA ni siquiera logró un reconocimiento fehaciente de los compañeros como Comisión Interna para que tuvieran el fuero gremial que los defendiera hasta que se rearme otra camada de dirigentes combativos y poder presentarse a elecciones.


Como la inmensa mayoría de los conflictos que dirige la CTA, el resultado es el tristemente conocido "Haberes a su disposición".


 

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