Sindicales

19/8/2010|1142

Le sueltan la mano a Paraná Metal

El 4 de agosto, Cristóbal López, culminando su política de vaciamiento y ataque a los trabajadores, anunció que abandonaría su gestión al frente de Paraná Metal.

El viernes 6, en una asamblea en la puerta de fábrica, los trabajadores les exigieron a los dirigentes de la UOM la organización de medidas de lucha. Finalmente votaron un paro, cuyas modalidades la comisión interna propuso seguir discutiendo en un congreso de delegados a realizarse la semana siguiente.

Congreso de Delegados

El plenario reunió unos 200 delegados y trabajadores de Paraná Metal, Acindar, Contratistas y de diferentes organizaciones sindicales.

Una de las cuestiones que destacaron algunos compañeros de Acindar fue “la importancia del Congreso de delegados para conocer realmente la situación de Paraná Metal e involucrar a toda la seccional de la UOM”.

Otros compañeros plantearon “la necesidad de definir claramente los ejes de la lucha”. En este sentido, diversas intervenciones sostuvieron que “se debe reclamar al gobierno nacional la estatización de la empresa bajo control de los trabajadores” y propusieron “como inicio del plan de lucha un paro y el corte de la Autopista Rosario-Buenos Aires, para que el reclamo se sienta directamente en la Casa Rosada”.

Por su parte, la directiva de Piccinini explicó las alternativas que, a su entender, estarían planteadas en el conflicto. Esto es “la estatización de la empresa, la transformación en una cooperativa obrera o mixta, o que finalmente se vuelva a hacer cargo un inversor privado”.

Esta última variante está abierta, incluso para el mismo Cristóbal López, a partir de que la jueza que tiene a cargo el concurso preventivo abrió un proceso de salvataje que va a durar unos tres meses. En ese tiempo, se realizarían las negociaciones que hagan “viable” a la fábrica o de lo contrario se declararía la quiebra.

Aunque la directiva de la UOM planteó como válidas todas las alternativas, claramente reforzó su orientación de buscar un nuevo inversor, confiando en que “el gobierno nacional no les soltará la mano”. De esta manera, dejaron de lado las recientes experiencias donde los funcionarios K -y binneristas- le soltaron la mano a los trabajadores de Massuh y Mahle, que terminaron masivamente en la calle.

En el Congreso, la directiva de la UOM pasó por alto el fracaso de su orientación. Donde el plebiscito que impulsaron en su momento y la aceptación de suspensiones eternas y reducción de salarios sólo produjo el desgaste de los trabajadores que quedaron aislados para enfrentar la ofensiva patronal.

Este fue uno de los aspectos denunciados en la declaración distribuida en el plenario por la delegación del Partido Obrero, que planteaba la necesidad de otra orientación para el conflicto.

Los contratados, por su parte, alertaron que su situación es “aún más desesperante que la de los trabajadores de planta” porque todavía les deben parte de las quincenas.

Esta denuncia dio lugar al planteo realizado por un compañero de la directiva de Amsafe Rosario para constituir un fondo de huelga.

Finalmente, el Congreso de Delegados resolvió un plan de lucha escalonado, que comenzará con un paro de toda la seccional de la UOM el miércoles 18 y una marcha a partir de las 8 horas desde la planta de Paraná Metal hasta la plaza central. Se continuará la próxima semana con otro paro, un corte de la autopista y la convocatoria a un plenario sindical de todo el cordón industrial para “profundizar las medidas de lucha”.

Los 600 pesos de los Repro son una limosna; es necesario reclamar el pago íntegro de los sueldos de todos los trabajadores de planta y de las contratistas. Que se haga cargo Cristóbal López, quien todavía permanece vinculado a la empresa, o el gobierno provincial hasta que se resuelva el conflicto.

La salida de fondo difícilmente pueda venir de la mano de otro “inversor” o de una cooperativa obrera, la que no tendrá los recursos necesarios para funcionar como ya ocurrió con Massuh.

Son el gobierno nacional y el provincial los que pueden y deben hacerse cargo de la fábrica y realizar las inversiones necesarias para hacerla competitiva o para una reconversión industrial en función del desarrollo nacional que permita defender la fuente laboral y todos los puestos de trabajo.