Lista Bermellon: Un inmenso reagrupamiento para recuperar ATE

Sección especial

El cierre de listas para las elecciones de ATE terminó de confirmar las tendencias políticas que existen y se desarrollan dentro del gremio de los estatales y del movimiento obrero en general. Por un lado, la disgregación del centroizquierda y de la izquierda democratizante, por otro, el intento de las fuerzas K de imponer una política de sumisión al gobierno y al Estado para hacer pasar el ajuste y, por último, una firme tendencia de los trabajadores y los luchadores a reagruparse detrás de las banderas de la independencia política y el clasismo. La lista Bermellón se constituyó como un inmenso reagrupamiento de los mejores referentes y luchadores a lo largo y ancho del país que, bajo el liderazgo de Raquel Blas, y a través del método del frente único, se proponen recuperar ATE de manos de las conducciones pro patronales que, enfrascadas en sus disputas de camarillas amenazan concretamente con repetir, a nivel de ATE, lo que ocurriera en 2010 con la CTA.


La elección, por primera vez, quedó objetivamente configurada como una disputa de tres bloques consolidados y con presencia nacional. La diferencia radica en que las variantes de la vieja conducción lo hacen en un marcado retroceso mientras que, a la inversa, la Bermellón experimenta un proceso de consolidación y crecimiento en todo el país.


La "sorpresa" a la hora del cierre de listas la protagonizó el michelismo. Su ya anunciado candidato a secretario general, "Nando" Acosta, de Jujuy, cerró a último momento (y con la probable mediación de Milagro Sala), un acuerdo con los sectores K para disputarle el sindicato al degennarismo encabezado ahora por el "Cachorro" Godoy. Así, el propio Pablo Micheli quedó sin base de sustentación, sin una expresión de tipo nacional y relegado a una lista "corta" en la Ciudad de Buenos Aires, y algunas provincias y seccionales dispersas. En estas condiciones, y con la amenaza cierta de una fractura de ATE (los K controlan el Ministerio de Trabajo y De Gennaro la junta electoral), la CTA "Autónoma" ha quedado vaciada y bajo amenaza cierta de disolución. La corriente K porteña ("la 102") también se fracturó y colocó candidatos en cada una de las dos listas. Frente a la implosión de la lista verde y el michelismo, el MST presentó una lista nacional Naranja-Lila que oficia de cortina de humo para ocultar su reincidencia en la búsqueda de cargos menores en las listas verdes provinciales y seccionales sin procesar balance político alguno. La dispersión de las variantes de la burocracia no encuentra un límite.


En contraposición a este evidente proceso de descomposición de la burocracia, la lista Bermellón, una vez superada la batalla en su interior contra las tendencias disolventes y contrarias al método del frente único que cuestionaban el liderazgo de Raquel Blas, logró cumplir el objetivo de presentar una lista nacional, nueve listas provinciales y algo más de 20 seccionales en todo el país, aportando candidatos, además, de tres provincias y decenas de seccionales más. Con casi mil candidatos y 6 mil avales, la lista Naranja se constituyó como un soporte fundamental para el armado de la lista. La Bermellón pudo multiplicar su fuerza e influencia desde 2011 a esta parte. En primer lugar, claro, por la incorporación de Raquel Blas y toda una provincia al bloque clasista pero también por el crecimiento del clasismo en todo el país. Por primera vez se pudo poner en pie una lista provincial en Santa Fe, en Salta y en Córdoba.


Ellos ya fracturaron la CTA, necesitamos un Frente de Unidad y Lucha para recuperar ATE para los trabajadores y enfrentar el ajuste de los candidatos patronales sobre la base de la independencia política y una firme disposición a la lucha.