Sindicales

4/8/2008|890

Lo que estalló en Coto


En Coto Echeverría se libra una lucha fundamental por el control del lugar de trabajo y la recuperación de las conquistas obreras. El centro de distribución –donde trabajan unos 3.000 trabajadores–, es un virtual campo de concentración. La mayoría de los trabajadores están “tercerizados” por contratistas como Manpower, que pagan salarios de hambre, violan el pago de horas extras y feriados, y someten al personal a un trato inhumano. Las patronales, no sólo Coto, se “refugian” en el convenio mercantil, porque éste se adapta a las peores condiciones de superexplotación exigidas por los capitalistas y legitima la violación de la propia “ley” (la reforma laboral admite “tres meses” de contrato, pero al contrato con una agencia de empleo por tres meses le sigue el contrato con otra por el mismo lapso, y los trabajadores envejecen en esa condición).


 


La primera represión contra los piqueteros fue protagonizada no por la Bonaerense, sino por los capataces y el cuerpo de seguridad privada de Coto, al mejor estilo de los rompehuelgas armados por las patronales cien años atrás.


 


Coto es, por lo tanto, la clase obrera, y lo que está en juego es la rebelión obrera contra el dominio capitalista del lugar de trabajo y las condiciones infernales de explotación. Como los trabajadores “tercerizados” del Centro de Distribución habían dado los primeros asos en la organización de una batalla en regla, el conflicto no se reduce a una acción externa de la burocracia contra otras conducciones. Forma parte de un proceso de luchas obreras, de los telefónicos, los trabajadores de los subtes y los docentes. Así como el transporte subterráneo y la telefonía móvil, la venta en supermercados se encuentra en expansión y ha reforzado la explotación de miles de jóvenes.


 


Coto es una lucha de toda la clase obrera. Un tercio del país en lucha y esta represión no han motivado a las centrales sindicales –CGT y CTA– para resolver una sola medida de acción.