Pirelli ha anunciado que destinará 210 millones de pesos para ampliar en un 20% su producción en respuesta a la “reactivación de las ventas” tanto en el mercado interno como en Brasil (La Nación, 5/11). La “perspectiva positiva” de la empresa que sólo en este año facturó 300 millones de dólares no es congruente con el miserable aumento salarial del 14% que ofreció a los trabajadores dos meses atrás argumentando que estaba afectada por la crisis.

Pedro Wasiejko, dirigente del Sutna y de la CTA, y la burocracia de la lista violeta repitieron el mismo discurso patronal para hacer pasar un acuerdo bochornoso del 16,5% en tres cuotas a terminar de pagar en abril de 2010 sobre salarios que están bien lejos de alcanzar a cubrir la canasta familiar (hoy en 4.400 pesos). Es así como la entregada salarial se presentó como “razonablemente digna” porque no podían “desconocer la crisis mundial que afecta a los sectores productivos, especialmente a la industria automotriz” (Vosutna de octubre).

Los trabajadores del neumático saben que lo de Pedro son patrañas: adentro de la fábrica se ha más que duplicado la producción y la superexplotación laboral por el aumento de los ritmos de trabajo.Otro tema clave es el cambio de turno, en Pirelli se impuso desde 2001 el turno americano del 4×3 con jornadas extenuantes de 12 hs. La patronal estaría manejando la posibilidad de volver a turno de ocho horas, oportunamente la burocracia del Sutna plantea lo mismo pero nada dice de abolir el turno americano que es totalmente ilegal y avasalla derechos históricos de los trabajadores como el descanso dominical o el sábado laborable de medio día.

La defensa de las ocho horas debe estar unida a la abolición del turno americano y a la lucha por un aumento salarial que permita a los trabajadores cubrir el costo de la canasta familiar sin necesidad de trabajar horas extra. El aumento de la producción reconocido por la misma patronal deja sin excusa a Wasiejko y crea las condiciones para reactivar la lucha por el salario.En el neumático, el gremio industrial estrella de la CTA, se dan las peores condiciones de flexibilidad laboral y se aplican los topes salariales de Moyano al pie de la letra. La “libertad sindical” empieza por casa: asambleas ya en todas las plantas para reclamar apertura de paritarias: por un mínimo equivalente a la canasta familiar y por las ocho horas y el descanso hebdomadario de sábado y domingo.