Sindicales

16/5/1995|447

Los “carneros progresistas”

Los centroizquierdistas no han dejado pasar ocasión, luego de las elecciones, para difundir a los cuatro vientos la “depresión” que le han causado las elecciones. Pero para averiguar qué los diferencia del menemismo, es suficiente echar una mirada al conflicto de Página 12, provocado por el despido de 70 compañeros, a los que se les ha ofrecido pagar la indemnización en cuotas. La patronal “progresista” del diario encontró un aliado natural en la burocracia, no menos “progresista”, de la UTPBA, la cual acepta los despidos y la modalidad del pago de las indemnizaciones.


Dado el completo estancamiento de la negociación de partes, encuadrada en una “conciliación voluntaria” deseada por la UTPBA, la burocracia de ésta pretendió disimular su fracaso con una huelga ineficaz que sirviera para probar que la lucha había sido derrotada. Ante la evidencia de la maniobra, los activistas establecieron, el viernes previo a las elecciones, un cordón de piquetes para tornar efectivo el paro. Como consecuencia de esto la patronal debió recurrir a una edición de emergencia, con la colaboración de sus redactores bordonistas, realizada en otra imprenta. Ante el éxito de los huelguistas, la burocracia de la UTPBA decidió que era la hora de apelar a los métodos de Lorenzo Miguel, sin disfraces, por lo que dispuso por sí, en nombre de una Comisión Ampliada, el levantamiento de la huelga. Los “demócratas” simplemente se “olvidaron” de llamar a una asamblea. Incluso amenazaron con reclamar la intervención del ministerio de Trabajo, algo que evitaron hasta ahora para probar las ventajas de los métodos centroizquierdistas para romper las huelgas.


Es necesario rechazar este chantaje y oponer a la regimentación del Estado o de la burocracia que se respalda en él, la convocatoria y soberanía de las asambleas sindicales.