En la tercera semana de noviembre se realizaron las elecciones de delegados en la planta de Campana. Precedida de expulsiones y maniobras contra la oposición y bajo condiciones proscriptivas de manifiesta ilegalidad que afectan a la gran mayoría de los obreros (prohibición de votar delegados a los compañeros no afiliados a la UOM, prohibición de ser candidatos a los trabajadores no afiliados a la obra social), las elecciones han sido un epitafio anticipado de una directiva en completa descomposición. Las elecciones se hicieron en días sucesivos, sector por sector, prácticamente sin anticipación. En algunos sectores casi en forma clandestina, lo que provocó que muchos compañeros se quedaran sin votar.

En laminación, tres compañeros enviaron cartas documento a la UOM y a la empresa informando de su postulación en los términos de la ley, lo que obligó a la directiva a permitir estos casos puntuales. Pero el dia de la votación, hubo novedades: pretendieron cambiar el lugar tradicional de votación y elegir un solo delegado del sector y evitar que votaran los no afiliados. Ante la protesta de un grupo de obreros, tres “sindicalistas” los agredieron, incluso tirándole una turboneta de dos kilos a un trabajador. Para colmo, se descubrió un fraude: había 29 boletas en la urna cuando sólo habían votado cuatro trabajadores. Esto ocurrió también en otros sectores. Finalmente, se realizó en LACO una asamblea con paro de dos horas, entre las 12 y las 14 horas, incluyendo a los turnos mañana y tarde, donde los dirigentes debieron comprometerse a respetar el numero de delegados, el voto de todos, afiliados y no, y a realizar la eleccion como marca el estatuto.

Más allá de algunas renovaciones, la elección ha abierto un mayor abismo entre la directiva y sus seguidores y la masa de fábrica, lo que tendrá efectos en la próxima etapa, que será de lucha por la recomposición del básico y el respeto a los reclamos. En esa lucha se forjará la proxima dirección.