Sindicales

30/8/2016

Los obreros de Tabacal frenan el ajuste de la Seaboard, Macri, Urtubey y la Iglesia

Una extraordinaria lucha obrera que concentra los elementos de esta etapa política


En la tarde del sábado 27, más de 400 obreros del Ingenio Tabacal aprobaron por unanimidad un acuerdo provisorio que consagraba un aumento del 41% en una sola cuota, retroactivo al 1 de mayo, de $ 16.300 para la tira final; una compensación extraordinaria para los obreros que sufrieron demora en su ingreso; un anticipo monetario como cobertura de los días caídos, a pesar que la mayor parte del tiempo la empresa estuvo cerrada por lockout patronal. Además el acatamiento de una conciliación obligatoria donde se seguirán discutiendo los demás puntos.


En la cuestión central del “turno relevante”, la patronal debió ceder a retomar la zafra sin poder aplicarlo, al tiempo que impuso la maniobra de que la justicia decida, más adelante, si tiene derecho a aplicarlo. Con esta votación la empresa anunció el levantamiento del lock out y los obreros levantaron el corte de ruta que mantenían sobre la ruta 50 desde el martes 23 último, y se cerró provisoriamente una lucha de más de 80 días.


Un derrota de todo el régimen político


En este conflicto, el conjunto de las instituciones del Estado dirigido por Macri y Urtubey, estuvieron al servicio de la extorsión y las provocaciones de la Seaboard contra sus obreros y el pueblo de Orán. A este operativo se sumó la curia, llamando a levantar el corte desde los púlpitos, sin denunciar el lock out patronal y encubriendo la represión posterior bajo el mote de “hechos de violencia”. El bloque entre la multinacional y Macri y Urtubey


Desde el principio, la patronal del Tabacal se lanzó a imponer una reforma laboral que incorporaba un 4° turno sin emplear más personal; es decir, un aumento de la tasa de explotación y una rebaja salarial del 40%. Este fue finalmente el eje del enfrentamiento con los trabajadores.


Primero intentó imponerlo en la negociación paritaria, hasta que el 23 de junio decidió incorporarlo por la fuerza y unilateralmente, con notificaciones individuales a los obreros. Fracasaron.


A partir de allí, ante el paro obrero de 4 horas por turno, desde el 1° de julio largó de manera indefinida un lock out que duró 58 días, con el objetivo de quebrar por hambre a los obreros. Fracasaron. Los trabajadores aguantaron tres quincenas haciendo changas.


La siguiente maniobra fue el martes 23 de agosto, cuando la Seaboard extendió el lock out al sector campo, para poner a estos obreros contra los de fábrica. Volvió a fracasar, porque los trabajadores del campo se unieron al corte de ruta de los obreros industriales.


La última maniobra desesperada para sacar a los obreros de la ruta fue desatar, con la “ayuda” del gobierno de Urtubey y la Infantería, una feroz represión en un camino interno de la empresa, lo que fue derrotado por una pueblada tal como pasó en el 2012.


Todas y cada una de estas provocaciones no sólo fracasaron sino que lograron la unidad obrera y popular que terminó poniendo en jaque a la patronal y a todo el Estado que jugó a su favor. La Seaboard no dudó en presionar para que tanto el concejo deliberante de Orán como la legislatura provincial,  rechacen y/o no traten los proyectos presentados por las bancadas del PO en solidaridad con los obreros. El Ministerio de Trabajo de Nación y Provincia actuaron en todo momento bajo el libreto y las órdenes de la Seaboard, dejando pasar violaciones flagrantes a derechos laborales y sindicales. La policía y gendarmería oficiaron de fuerza de choque criminal y privada, reprimiendo con balas de goma, plomo y gases, disparando al cuerpo de los obreros, dejando más de 27 heridos de consideración. Ante la crisis producida por el fracaso de todas las maniobras de la empresa y el Estado, el recurso último fue la intervención de la curia católica convocando a un comité de crisis con los intendentes, el ejecutivo provincial, la policía y la gendarmería; es decir, con todos los aliados de la patronal. De aquí salió el acta acuerdo que terminaron aceptando los obreros.


Turno relevante, un aplazamiento peligroso


La última gran maniobra fue de autoría del sindicato: la judicialización del turno relevante o 4° turno. El sábado 27 a la 1 de la madrugada, el sindicato hizo el primer intento de hacer votar este ofrecimiento. Fue rotundamente rechazado. La crítica abierta realizada por el Partido Obrero a permitir que la justicia de Macri y Urtubey defina sobre la aplicación de esta reforma laboral, fue adoptada por los obreros.


Los trabajadores, que por pedido de su dirección habían levantado los cortes mientras duraba la negociación, inmediatamente decidieron cortar nuevamente la ruta 50. Mientras tanto, el piquete de los obreros del campo situado en el ingreso sur a la ciudad de Orán, que había sido ninguneado por el sindicato, indignados por este borrador inaceptable, levantó el piquete.


Mientras tanto, con el obispo a la cabeza junto a la dirección del sindicato, el comité de crisis con el Intendente y los Ministros de Urtubey, se lanzaron a presionar a la población para revertir el rechazo al acta. Finalmente una asamblea minoritaria y con un piquete languideciente, a las 10 de la mañana del sábado, bajo la promesa de que el arzobispado garantizaba que la provincia pagaría los días caídos, lograron que estos obreros que habían derrotado cada avanzada patronal, consideren que no podían ir más lejos y que era necesario poner un corte a la lucha para poder retomar fuerzas. Bajo estas condiciones consideraron que la postergación de la implementación del 4° turno creaba la posibilidad de ir a nuevos rounds. Este es el cuadro que llevó al levantamiento unánime, con una clara conciencia de que se abre una nueva fase y que la judicialización del turno relevante deberá ser seguida con cuidado para evitar que este escenario hostil termine por garantizar su imposición.


Los límites de una lucha heroica


La dirección del Sindicato de Trabajadores del Azúcar (STA), enrolado en la CTA Michelli, desde el inicio se jugó a dilatar la votación del paro a pesar de la decisión de la patronal de imponer la reforma laboral. Después, se negó a organizar la unidad de los obreros del campo con los de fábrica, en nombre de que mientras la fábrica esté parada, la lucha sería exitosa. Por último, también se negó a pedir la solidaridad al pueblo de Irigoyen y Orán, y finalmente combatió la posibilidad de realizar cualquier medida de acción directa.


Por el contrario, fueron las numerosas declaraciones y artículos del Partido Obrero, junto con las declaraciones de la agrupación sindical “1° de Mayo”, constituida por compañeros obreros simpatizantes del PO, los que bregaron conscientemente por desarrollar la unidad entre obreros de fábrica y campo, como también la solidaridad popular impulsando cuatro movilizaciones que fueron clave para explicar el conflicto a la población y combatir las mentiras que los directivos de la Seaboard difundían sistemáticamente por los medios de comunicación. Como con los piquetes, la dirección del STA terminó adaptada para no ir a una crisis con sus bases.


Ante la continuidad de la negociación paritaria durante el próximo mes (20 días hábiles), los trabajadores deberán sacar las conclusiones sobre la adaptación al Estado por parte de la directiva de la STA-CTA, que terminó actuando funcionalmente al comité de crisis. Y desarrollar conscientemente la unidad obrera entre el campo y la fábrica es un problema estratégico de primer orden. En la conciliación está planteado arrancar el pago de los días caídos sin ningún tipo de devolución y  la permanentización de los compañeros y la garantía de un tiempo mínimo de trabajo.


Pero el centro es la judicialización del turno relevante. De un lado coloca el tema en manos de una justicia alineada con el ajuste que acaba de sacar un fallo contra el derecho de huelga. Del otro lado  deja en manos de un fallo judicial algo que la patronal buscó imponer por su fuerza y la de todas las instituciones del estado pero fracasó. Como en el caso del tarifazo la justicia es colocada como recurso último, su decisión estará condicionada a la descomposición del régimen político y la amenaza latente de una nueva rebelión obrera como la que acaba de concluir.


La industria azucarera está reactivada por los beneficios de la devaluación, la quita de las retenciones a la exportación y la suba del corte de las naftas con bioetanol anunciado por Macri. Aún así, la Seaboard se jugó a imponer el turno relevante como parte de la ofensiva de reforma antilaboral de toda la burguesía y que encabeza el gobierno Macri y sus socios políticos de oposición como Urtubey. El Partido Obrero señaló de entrada el carácter estratégico  de esta lucha y que su resolución tendrá fuerte influencia sobre las nuevas luchas contra el  ajuste que desarrollaran los trabajadores y la juventud salteña, sobre una base de conciencia mayor de los desafíos que debemos abordar para que la crisis no la paguemos los trabajadores.