Los obreros de Tabacal frenan el ajuste de Seaboard, Macri, Urtubey y la Iglesia

Una extraordinaria lucha obrera que concentra los elementos de esta etapa política.


En la tarde del sábado 27, más de 400 obreros del Ingenio Tabacal aprobaron por unanimidad un acuerdo provisorio que consagraba un aumento del 41% en una sola cuota, retroactivo al 1 de mayo, de 16.300 pesos; una compensación extraordinaria para los obreros que sufrieron demora en su ingreso y un anticipo monetario como cobertura de los días caídos -a pesar de que la mayor parte del tiempo la empresa estuvo cerrada por lockout patronal. Además, el acatamiento de una conciliación obligatoria donde se seguirán discutiendo los demás puntos.


En la cuestión central del “turno relevante” la patronal debió ceder, planteando retomar la zafra sin aplicarlo, al tiempo que impuso la maniobra de que la Justicia decida, más adelante, si tiene derecho a hacerlo. Con esta votación la empresa anunció el levantamiento del lockout y los obreros levantaron el corte de ruta sobre la ruta 50 desde el martes 23 último, y se cerró provisoriamente una lucha de más de 80 días.


Una derrota de todo el régimen político


En este conflicto, el conjunto de las instituciones del Estado dirigido por Macri y Urtubey, estuvieron al servicio de la extorsión y las provocaciones de Seaboard contra sus obreros y el pueblo de Orán. A este operativo se sumó la Curia, llamando a levantar el corte desde los púlpitos, sin denunciar el lockout patronal y encubriendo la represión posterior bajo el mote de “hechos de violencia”.


Desde el principio, la patronal del Tabacal se lanzó a imponer una reforma laboral que incorporaba un cuarto turno sin emplear más personal: es decir, un aumento de la tasa de explotación que entrañaba una rebaja salarial del 40%. Este fue finalmente el eje del enfrentamiento con los trabajadores.


Intentó imponerlo en la negociación paritaria, hasta que el 23 de junio decidió incorporarlo por la fuerza y unilateralmente, con notificaciones individuales a los obreros. Fracasó. A partir de allí, ante el paro obrero de cuatro horas por turno, desde el 1° de julio largó de manera indefinida un lockout que duró 58 días, con el objetivo de quebrar por hambre a los obreros. Fracasó. Los trabajadores aguantaron tres quincenas haciendo changas y recibiendo el apoyo de otros sectores obreros y el pueblo de Orán.


Pueblada


La siguiente maniobra fue el martes 23 de agosto, cuando la Seaboard extendió el lockout al sector campo, para poner a estos obreros contra los de fábrica. Volvió a fracasar, porque los trabajadores del campo se unieron al corte de ruta de los obreros industriales.


La última maniobra para sacar a los obreros de la ruta fue desatar, con la “ayuda” del gobierno de Urtubey y la Infantería, una feroz represión en un camino interno de la empresa, lo que fue derrotado por una pueblada tal como pasó en 2012.


Seaboard no dudó en presionar para que tanto el Concejo Deliberante de Orán como la Legislatura rechacen o no traten los proyectos presentados por las bancadas del Partido Obrero en solidaridad con los trabajadores. Los ministerios de Trabajo de Nación y Provincia actuaron en todo momento bajo el libreto y las órdenes de Seaboard, dejando pasar violaciones flagrantes a derechos laborales y sindicales. La policía y la gendarmería oficiaron de fuerza de choque criminal y privada, reprimiendo con balas de goma, plomo y gases, disparando al cuerpo de los obreros, y dejando más de 27 heridos de consideración. Ante la crisis producida por el fracaso de todas las maniobras de la empresa y el Estado, el recurso último fue la intervención de la Curia católica convocando a un Comité de Crisis con los intendentes, el Ejecutivo provincial, la policía y la gendarmería; es decir, con todos los aliados de la patronal. De aquí salió el acta acuerdo que terminaron aceptando los obreros.


Turno relevante, un aplazamiento peligroso


La última gran maniobra fue de autoría del sindicato: la judicialización del turno relevante o cuarto turno. El sábado 27 a la 1 de la madrugada, el sindicato hizo el primer intento de hacer votar este ofrecimiento. Fue rotundamente rechazado. La crítica realizada por el Partido Obrero al planteo de derivar a la justicia de Macri y Urtubey la aplicación de esta reforma laboral, fue adoptada por los obreros.


Los trabajadores, que por pedido de su dirección habían levantado los cortes mientras duraba la negociación, inmediatamente decidieron volver a cortar la ruta 50. Mientras tanto, el piquete de los obreros del campo situado en el ingreso sur a la ciudad de Orán, que había sido ninguneado por el sindicato, indignados por este borrador inaceptable, levantó el piquete.


Con el obispo a la cabeza y junto a la dirección del sindicato, el Comité de Crisis, el intendente y los ministros de Urtubey se lanzaron a presionar para revertir el rechazo al acta. Finalmente una asamblea minoritaria y con un piquete que iba languideciendo, a las 10 de la mañana del sábado, y bajo la promesa de que el arzobispado garantizaba que la provincia pagaría los días caídos, votó levantar la lucha. La masa obrera consideró que la postergación de la implementación del cuarto turno creaba la posibilidad de ir a nuevos rounds. Se abre una nueva fase y la judicialización del turno relevante deberá ser seguida con cuidado para evitar que se intente aplicarlo.


Los límites de una lucha heroica


La dirección del Sindicato de Trabajadores del Azúcar (STA), enrolado en la CTA de Pablo Micheli, desde el inicio se jugó a dilatar la votación del paro a pesar de la decisión de la patronal de imponer la reforma laboral. Después, se negó a organizar la unidad de los obreros del campo con los de fábrica, en nombre de que mientras la fábrica esté parada, la lucha sería exitosa. Por último, también se negó a pedir la solidaridad al pueblo de Irigoyen y Orán, y finalmente combatió la posibilidad de realizar cualquier medida de acción directa.


Por el contrario, fueron las numerosas declaraciones y artículos del Partido Obrero, junto con las declaraciones de la agrupación sindical “1° de Mayo”, constituida por compañeros obreros simpatizantes del PO, los que bregaron conscientemente por desarrollar la unidad entre obreros de fábrica y campo, como también la solidaridad popular impulsando cuatro movilizaciones que fueron clave para explicar el conflicto a la población y combatir las mentiras que los directivos de Seaboard difundían sistemáticamente por los medios de comunicación. Como con los piquetes, la dirección del STA terminó adaptándose para no ir a una crisis con sus bases.


En la conciliación está planteado arrancar el pago de los días caídos, el trabajo permanente de los compañeros y la garantía de un tiempo mínimo de trabajo.


Pero el centro es la judicialización del turno relevante. Como en el caso del aumento de tarifas la justicia es colocada como recurso último, su decisión estará condicionada a la descomposición del régimen político y la amenaza latente de una nueva rebelión obrera.


La industria azucarera está reactivada por los beneficios de la devaluación, la quita de las retenciones a la exportación y la suba del corte de las naftas con bioetanol anunciado por Macri. Aún así, Seaboard se jugó a imponer el turno relevante como parte de la reforma laboral que pretenden la burguesía y el gobierno. El Partido Obrero señaló de entrada el carácter estratégico de esta lucha y que su resolución tendrá fuerte influencia sobre las nuevas luchas contra el ajuste que desarrollaran los trabajadores y la juventud salteña, sobre una base de conciencia mayor de los desafíos que debemos abordar para que la crisis no la paguemos los trabajadores.