Los oportunistas y la democracia sindical

Las dos tandas de descuentos masivos provocaron un repliegue de la mayoría de los huelguistas y la irrupción de una tendencia oportunista, falsamente radicalizada, que sembró confusión entre los luchadores más decididos -y desesperados- tras semanas de la heroica huelga.


Cuando comenzó la negociación, fogonearon la negativa a realizar una contrapropuesta al gobierno, que impulsaba Tribuna Docente. Incluso cuando pusimos a consideración de las asambleas un cambio de estrategia con paros semanales, ante la caída de la adhesión, tensaron las asambleas y plantearon el rechazo a secas y la defensa irrestricta del pliego original. Impusieron los cortes por la vía de los hechos para presionar, no ya a Sapag, sino al plenario de secretarios generales.


Esta tendencia estaba impulsada por la conducción celeste del FUS, que durante el último período se adaptó a las políticas del gobierno nacional y provincial, eliminó las asambleas y plenarios y aún está pendiente que rindan cuentas sobre sus responsabilidades frente al desmanejo de los fondos sindicales.


Con ellos actuó en común la Lista Lila, que en las pasadas elecciones habilitó con su presentación y votación raquítica, la continuidad de la celeste en la dirección provincial como minoría. A esta orientación corrieron a acoplarse la Púrpura (POR), Democracia Obrera y hasta Convergencia Socialista (Colorada). La Fucsia (IS), que se bandeó durante toda la huelga entre posiciones conservadoras y ultimatistas, criticaba la huelga general y al mismo tiempo rugía radicalismo cuando la huelga empezó a agotar sus posibilidades.


Esta actitud irresponsable ha ido muy lejos. Paralelamente a las declaraciones de Sapag contra la izquierda, promovieron además una acción violenta, reaccionaria y macarthista contra Aten recuperada por los sectores combativos y la izquierda, al extremo de pintar las paredes del sindicato y manifestarse frente a la Casa de Gobierno con una columna que igualaba a la conducción de Aten con la burocracia de Moyano y Pedraza, y no denunciaba a la burocracia yaskysta y michelista que aisló la gran lucha que nuestro sindicato llevó a cabo.


Aten ha recuperado sus asambleas, sus plenarios abiertos, en donde todos los afiliados hacen uso de la palabra y se garantizan los recursos económicos para el transporte y comida. Esa fue la base de esta gran huelga. Hay que seguir de largo de este faccionalismo antiobrero, que apunta contra el propio sindicato, y sacar un balance de clase, especialmente en virtud de las nuevas elecciones en puerta para vocalías y juntas de clasificación.