Sindicales

6/3/2003|791

Los piqueteros sólo triunfamos unidos

El lunes 24 de febrero, cinco días después del formidable aguante a la cana de doce organizaciones unidas, se produjo una movilización divisionista en La Plata. Un grupo de organizaciones del Bloque excluyó al Polo Obrero y a dos escisiones del Mtr de un reclamo por reivindicaciones que nos son comunes a todos.


Más aún, el Polo Obrero había planteado en la Mesa Nacional del Bloque Piquetero el robo por parte del gobierno provincial de 1.380 planes ya acordados al Polo, y la necesidad de dirigirnos en conjunto por éste y otros reclamos de alimentos y planes que nos son comunes.


Sigilosamente se preparó durante casi un mes una movilización que en ningún momento fue tratada en la mesa nacional. Ya se habían producido movidas, de a pares o individuales, de la Ftc y otras organizaciones, luego ocultadas a las demás, algo que no fue nunca la metodología del Bloque.


Las prácticas clasistas del Bloque Piquetero lo distinguieron durante mucho tiempo: no estamos en los consejos consultivos, no tenemos acuerdos políticos con los gobiernos. El Bloque, después y antes del acampe, planteó que el gobierno de Duhalde se vaya ya, lo mismo hizo después del Puente Pueyrredón y otro tanto en la etapa previa y posterior al 19 y 20 de diciembre en Plaza de Mayo.


La Ftc y Martino vienen planteando una oposición a los planes de lucha que llaman “testimoniales”, cuestionando su carácter de conjunto, político y programático; Martino no participó en todo el plan de lucha de febrero y la Ftc no pintó en todo el plan de lucha de la anterior Asamblea Nacional, incluida la Marcha Federal, para aparecer recién en la Plaza de Mayo, de donde se retiraron antes de los tres últimos oradores.


Para Martino no sería, en cambio, “testimonial” movilizarse al Banco Mundial para pedir un crédito o moverse con un campamento aislado ante algún ministerio. Lo mismo vale para la Ftc, que ha tratado de pegar saltos organizativos movilizada a espaldas de otras organizaciones con vistas a la inscripción masiva de planes y el reparto de bolsones. En cambio, las grandes movilizaciones con las asambleas populares, con sindicatos y fábricas ocupadas, y movidas como el acampe del 7 y 8 de agosto contra la presencia imperialista, serían “testimoniales”.


Hay un evidente retroceso hacia el bolsonerismo. Ocultar al resto de las organizaciones lo arrancado al Estado es cubrirle al mismo Estado capitalista las espaldas frente a los reclamos de otros miles de compañeros que tienen las misma necesidades. Todo esto es un edificio que se cae a pedazos a la vuelta de la esquina. Algunas organizaciones involucradas en las maniobras descriptas se han roto en tres: Ftc, Utl y Utdo, por un lado, y Mtr Martino, Mtr Bitto-Berrospe y Utp, por otro. Tal vez las maniobras contra el Polo Obrero, ajeno a esas crisis internas, intenten suplantar en un eje faccional la falta de ejes políticos de crecimiento propios.


La constitución misma del Bloque Piquetero fue una refutación al “chovinismo” piquetero y a la competencia entre organizaciones. El Bloque quebró una tradición “abstencionista” del movimiento piquetero en el plano político. El Bloque se puso al frente de las conclusiones revolucionarias del proceso político abierto por la rebelión popular; sobre esa herramienta proyectó un programa y un método de clase a su interior y a lo reivindicativo.


Se nos critica por las movilizaciones del 22 y 23 de enero, la gran caravana de 40 kilómetros y los actos frente a las embajadas de Venezuela y EE.UU. Pero se invitó a todos, y a la hora de presentarnos frente al estado reclamamos por los compromisos no cumplidos a todas las organizaciones. Podrá haber muchas movilizaciones parciales en distritos, en provincias, de organizaciones por cuenta propia, pero el movimiento piquetero triunfa unido y con objetivos políticos capaces de unirnos al conjunto de la clase obrera y de todos los explotados.