Sindicales

13/8/2020

Los protocolos en los lugares de trabajo frente al aumento de los contagios

El sindicato del Neumático, la comisión interna del Inti, Aluex, entre otros, marcan el camino para actuar.

Comisión interna de la gráfica Morvillo

Los casos diarios oficiales de contagios de Covid-19 oscilan en 7.000 pero “se estima que por cada caso documentado… hay entre 8 y 10 personas que se contagiaron” (Clarín, 6/8). “Estamos en el peor momento de la pandemia”, confesó Alberto Fernández, para inmediatamente retomar el cínico llamado a la “responsabilidad social”. Este llamado es un encubrimiento. Las patronales desde el primer día del aislamiento impusieron, con diversas maniobras, la continuidad productiva. En las fábricas la cuarentena se fue desgranando sin esperar siquiera las habilitaciones oficiales. Y allí tenemos una de las principales razones del aumento de la transmisión comunitaria del virus.

En el sector salud, el aumento de casos empalma con la falta de profesionales en general y, particularmente, intensivistas para atender las camas UTI. El gobierno respondió flexibilizando las condiciones de aislamiento del personal para apurar su reingreso al servicio. Los contagios en el sector superan los 15.000 casos en todo el país.

A su vez, el gobierno insiste con la reanudación del ciclo lectivo sabiendo que no están dadas las condiciones sanitarias, ni estructurales. Cuando Israel abrió las aulas el virus se propagó a ritmos acelerados. El aumento de casos fue un disparador de las movilizaciones populares contra el gobierno de Netanyahu.

Rol clave jugó la burocracia sindical que desde el primer día se autoencuarentenó y dejó el terreno libre a las patronales. Cuando las direcciones sindicales actuaron, firmaron suspensiones con recortes salariales. A pesar del DNU que los prohíbe, dejaron correr 500 mil despidos del sector privado formal en seis meses.

Ahora intervienen, en el marco del pacto social, como lobbistas de sus respectivas patronales y discuten la reforma laboral por convenios como vuelve a pasar en petroleros. El aumento de contagios, alarmante en los lugares de trabajo, no es parte del debate en las “mesas sectoriales”. Expulsar a la burocracia de los sindicatos es también una cuestión de salud pública.

La importancia de los protocolos

Las patronales, con la complicidad del gobierno y la burocracia, desconocen los protocolos de salud. Solo allí donde los trabajadores se organizan y se plantan imponen ciertos límites. La responsabilidad de los contagios es absolutamente patronal.

El gobierno no aplica mecanismos para garantizar que las empresas cumplan con las medidas que decreta.

Las patronales no cumplen con las licencias al personal de riesgo o encargadas del cuidado de menores. Un extremo escandaloso sucede en el sector salud: el propio estado no reconoce las licencias a los sectores de riesgo, lo que derivó en muertes evitables. Solo en Buenos Aires, 35 trabajadores.

Los elementos de protección no se entregan a todo el personal en cantidad y calidad suficiente. Tampoco se emplean métodos de trabajo que garanticen el distanciamiento social.

Las patronales desconocen la obligación de garantizar un traslado seguro con transporte a su cargo en aquellas “actividades habilitadas”. En algunos casos dan indicaciones a sus trabajadores para completar el formulario de circulación con datos falsos a modo de que aparezca en el sitio web como “actividad esencial” y así habilitar a los trabajadores el uso de transporte público.

Lo más complejo, sin embargo, es cómo manejan los casos sospechosos o confirmados. Muchas empresas, cuando testean de forma particular, notifican del resultado del hisopado a través del departamento de recursos humanos o, en el mejor de los casos, vía departamento médico. Pero sin entregar los resultados.

Las patronales ocultan información para evitar detener la producción, ya sea por desinfección o aislamiento del personal. Disminuyen al máximo el aislamiento de los contactos estrechos y evitan el testeo al personal aislado.

La irregularidad mayor sucede con el no aislamiento inmediato de los contactos estrechos ante casos sospechosos. Se aísla y testea solo al involucrado. El resultado se demora 72 horas. En ese lapso los contactos estrechos siguen trabajando y, eventualmente, propagando el virus.

Ese mecanismo es la base de la expansión de casos como por ejemplo sucedió en las mineras de Jujuy, donde un grupo de trabajadores fue a una huelga de hambre en reclamo por protocolos de seguridad. El caso del ingenio Ledesma es otro ejemplo de la desidia patronal con varios trabajadores y familiares directos fallecidos. Los trabajadores fueron al paro en reclamo de medidas sanitarias. Anteriormente en las fábricas del vidrio Cattorini y Rigolleau se expandió el virus en forma masiva. Lo mismo vale para los trabajadores ferroviarios y de supermercados. La lista es larga.

Los protocolos deben estar bajo control de los trabajadores

Frente a la irresponsabilidad patronal y del gobierno, la lucha del Sutna para imponer protocolos de seguridad e higiene marca un camino. Elaboraron los protocolos con ayuda de médicos de los trabajadores, han realizado un paro nacional y varios paros parciales en fábrica para hacerlos respetar, una vez aceptados.

Los trabajadores debemos impulsar el reclamo por transporte seguro a cargo de las patronales, las dotaciones mínimas, el respeto de las licencias, testeos masivos a los casos sospechosos y contactos estrechos con un aislamiento inmediato y obligatorio de 14 días, parada para sanitización del lugar de trabajo frente a casos confirmados.

El “encapsulamiento” de las dotaciones de trabajo disminuiría sustancialmente la propagación del virus en casos de contagios.

Para evitar aglomeramientos en los vestuarios es necesario plantear la parada de máquinas y sectores de trabajo de forma escalonada y rediscutir horarios de entrada y salida de los turnos. Los “cambiadores” en los sectores contribuirían a esta tarea.

Debemos exigirle a las patronales un parte diario del estado de situación de los compañeros contagiados y casos sospechosos.

La contratación de personal eventual, precarizado, es un recurso que las patronales están discutiendo para enfrentar el aumento de casos. Lo que agrava el escenario. Porque, por un lado, si no se aplican los protocolos rigurosamente, los nuevos contratados seguirán expuestos al virus al igual que el personal efectivo. Y, por otro, las empresas imponen contratos basuras para realizar tareas de convenio.

La batalla por los protocolos -como los que elaboraron los compañeros del Sutna, del Inti o de Aluex- bajo control de las comisiones internas y la asamblea general tienen una importancia enorme en esta etapa donde el nivel de contagios amenaza saturar el sistema sanitario, lo que agravaría muchísimo la situación. Donde los cuerpos de delegados no responden al mandato de bases hay que revocarlos por asambleas. Así como la puesta en pie de comisiones de seguridad e higiene, donde no hay organización sindical.

Esta lucha es estratégica. La lucha por la salud y la vida misma se une a la lucha por las reivindicaciones obreras y a un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.