Sindicales

25/7/1995|457

Los sindicatos y la desocupación

¿Qué caracterización, qué programa y qué acciones plantea la burocracia sindical para enfrentar la catástrofe de la desocupación?


Caracterización


Gerardo Martínez, secretario general de la CGT, declaró poco después de ser “elegido”, que “se le da una vuelta política al tema (de la desocupación) para desprestigiar al gobierno” y que “Menem y Cavallo están haciendo las cosas bien” (Página/12, 11/7). Ni más ni menos …


Para el secretario general, el gobierno no tiene ninguna responsabilidad en la duplicación de la desocupación en apenas un año. Tampoco las patronales la tendrían, porque en la opinión de Martínez, “los inmigrantes son los grandes responsables de la desocupación” (ídem). Martínez reclama incluso el uso de la fuerza pública contra los inmigrantes, cuando pide que se ponga en práctica la recientemente aprobada “ley de defensa del trabajo argentino”.


En sus primeras declaraciones públicas, Martínez muestra una enorme ignorancia: “sólo el 1,3% del aumento del desempleo se debe a inmigrantes de países limítrofes. Suponiendo una inmigración nula en los últimos cinco años, la reducción de la tasa de desempleo no superaría el 1%” (Ambito Financiero, 19/7).


La acusación de que los inmigrantes son “los grandes responsables de la desocupación” es una “declaración de principios”: frente único con las patronales y el gobierno contra los trabajadores.


Programa


La caracterización de Martínez de que la “culpa la tienen los inmigrantes” se completa con el programa que  la CGT le presentó al gobierno, que se opone a la reducción de la jornada de trabajo, “prefiero que se mejore el subsidio al desempleo (antes que una reducción de la jornada laboral)”declaró Martínez.


La reducción de la jornada y el reparto para que todos tengan trabajo es la única medida que permite mantener la cohesión de la clase obrera. Mediante el desempleo masivo, la burguesía busca agudizar brutalmente la división entre los obreros sin trabajo y los ocupados: el temor a perder el trabajo paraliza a los ocupados; la desmoralización por el paro forzoso y prolongado paraliza a los desocupados. Las organizaciones sindicales tienen la obligación de combatir esta división. Así lo entendieron los trabajadores metalúrgicos de Tierra del Fuego, que dieron un ejemplo para todo el movimiento obrero al exigir la reducción de la jornada a 6 horas diarias y la creación de un “cuarto turno” para que nadie quede en la calle.


La reducción de la jornada de trabajo implica un ataque al beneficio capitalista porque serán las patronales las que deberán pagar los salarios de los obreros entre los cuales se reparte el trabajo; el subsidio al desempleo no toca los beneficios capitalistas porque se paga con el presupuesto estatal, que en Argentina se financia con impuestos al consumo. Plantear, como lo hace la CGT, que se aumente el subsidio al desempleo sin reclamar –al mismo tiempo– que se lo financie mediante impuestos al gran capital y el no pago de la deuda externa y que se eliminen los impuestos al consumo, significa reclamar una nueva confiscación a los trabajadores: serán los propios trabajadores quienes paguen el subsidio que reclama la CGT, incluso los propios desocupados … que pagan el IVA y los restantes impuestos al consumo en cada producto que compran.


Acciones


La burocracia le reclama al gobierno y a las patronales el “más amplio consenso” …  Gerardo Martínez acaba de declarar que “todo lo que haya que hacer para combatir el desempleo tendrá que ser sobre la base de la estabilidad económica” (Clarín, 22/7), lo que en el lenguaje del burócrata significa el pleno respeto del “plan” cavalliano.


La burocracia ha sido cómplice de la política que ha duplicado la desocupación y ahora es cómplice de la poilítica de rebaja de los sueldos nominales que impulsan la UIA y el gobierno. En Córdoba, acaba de dar el visto bueno a la reducción de los salarios de los empleados públicos, al pago de los salarios en bonos y al despido de los contratados; en Río Negro firmó con Massaccesi un “acuerdo de crisis” que oficializa el retraso de un mes en el pago de los sueldos y, también, el despido de los contratados. La responsabilidad por esta traición atañe también al MTA y al CTA, cuyos sindicatos también han firmado el “acuerdo” rionegrino y la “tregua” cordobesa.


La salida es otra: asambleas de trabajadores en todos los gremios y comités de desocupados, para reclamarle a la CGT, al MTA y al CTA la huelga general y un plan de lucha contra el desempleo.