En el plenario de CTA, realizado el lunes 22, para promover la concentración del 24 en Congreso contra el proyecto oficial de “movilidad jubilatoria”, se produjeron sucesos reveladores.

El delegado general de ATE-Teatro Colón, José Piazza preguntó a la mesa si apoyaban el proyecto presentado por el diputado Lozano, ya que el mismo no defiende el 82% móvil, y por lo tanto, se aleja también de lo que, supuestamente, defienden ATE y la CTA.

Luego de un momento de embarazoso silencio y estupor, los dirigentes de la mesa tuvieron que reconocer que el proyecto de Lozano no plantea el 82%, sino que sería -dijeron- una ley “en tránsito” hacia el 82%, y “que si el gobierno hubiera dicho que sólo estaba en condiciones de dar un 30 o un 40% de movilidad, lo hubieran preferido a tener que pasar por todo este parto tan confuso”.

La posición de Piazza es comprensible. Los trabajadores del Colón, con años de sueldos con una alta proporción de pago en negro, tienen sobre la cabeza la espada de Damocles de una jubilación de miseria. Razón por la cual la lucha por el 82% móvil, es una de sus banderas innegociables. Seguro que no pueden vivir con una “movilidad del 30 ó 40%”.

Entonado por el debate, alguien denunció que en el mismo momento que Micheli y De Gennaro encabezaban la primera movilización contra la ley, Yasky salía por TV desde la quinta de Olivos reivindicándola. Entonces el propio secretario nacional de ATE, Micheli, tuvo que reconocer que “en la CTA hay muchas diferencias”. Lo que llevó a que una delegada de ATE Salud exclamara “¿y para esto lo pusieron a Yasky como dirigente de la CTA…?”

Queda claro que en la CTA, la defensa incondicional de los jubilados está en la base de los trabajadores.