Sindicales

25/4/2020

¿Lucha contra la pandemia o disciplinamiento gremial?

La AGTSyP debe dar un viraje.

Naranja del Subte

La negligencia de Metrovías y el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en materia de la seguridad sanitaria de trabajadores y pasajeros, detonó un conflicto que incluyó la detención por la policía de tres delegados del sector Estaciones de la línea E y un comunicado del sindicato del subte – AGTSyP – donde la mayoría de los delegados y del Secretariado Ejecutivo repudian el accionar de los que fueron detenidos. Mientras tanto, lamentablemente, el debate sobre los procedimientos y protocolos de la lucha contra la pandemia pasa a segundo plano.


Los delegados de Estaciones, detenidos y esposados, fueron liberados a unas 8 horas de su detención, luego de una averiguación de antecedentes y revisación médica. La gravedad de semejante provocación llevó a que el sector Tráfico de la línea B, interrumpiera el servicio en repudio y se dirigiera a la dirección de AGTSyP para promover el paro de todo el subte si los delegados no eran liberados. 


Dichos delegados habían protagonizado ese día un corte de vías de la línea E, con reclamos referidos a la bioseguridad del personal. Fundamentalmente, ante la desidia de la empresa para informar sobre casos sospechosos de infección de Covid–19 y el seguimiento de los contactos; por la provisión de insumos de bioseguridad y, especialmente, debido al gran déficit de limpieza y desinfección de los sectores. La conducción del sindicato centró su accionar, no en la consideración de esas denuncias, sino en el repudio a esos delegados por haberse cortado solos, evitando la comunicación de la medida “tanto para con la directiva de AGTSyP, como para con los compañeros del sector y el resto de los delegados de la línea”. Todo esto sin poner en primer plano, en momentos de la detención de los trabajadores, que sean cuales fueran las diferencias, la AGTSyP no tolerará las provocaciones de la patronal y la policía contra trabajadores del subte. Incluso, como lo hizo Tráfico de la B, organizando el paro del subte hasta su liberación.


No terminó allí la crisis. Al día siguiente, un plenario de delegados con 23 asistentes – el primero que se realiza en 30 días de cuarentena – dedicó 6 horas a elaborar el repudio a los “díscolos” de la E, por haber puesto en peligro “la vida de pasajeros y compañeros de tráfico, quienes en pleno contexto de pandemia, quedaron cautivos de la imprudencia ajena”. El texto obtuvo 4 votos en contra, entre ellos los de los delegados de La Naranja, que insistieron, sin suerte, en que se debatiera como tema central no ese, sino la aplicación de procedimientos y protocolos para la defensa contra el Covid–19. Es que está claro que la patronal y el gobierno de Rodríguez Larreta, interesados solo en que corran los trenes a como venga, no cumplen como corresponde los procedimientos, incluyendo aquellos que Metrovías ha publicado como obligatorios en un protocolo. 


En la línea B ignoraron, ante un caso sospechoso, el cierre del sector y su desinfección, medida que figura en el mismo. Se descuidó el seguimiento de contactos. Algo similar ocurrió en tráfico de la línea E donde no se tuvo en cuenta los cruces de turnos y francos para identificarlos. En ambos casos, fueron los trabajadores los que resolvieron, preventivamente, retener las tareas hasta conocer el resultado de los test. Ante lo cual, la patronal volvió a transgredir la seguridad, haciendo que formaciones cuestionadas fueran conducidas por personal jerárquico ignorando la seguridad de los pasajeros. Si este hubiera sido el centro del plenario, concentrado en controlar la defensa sanitaria de trabajadores y pasajeros, los reclamos de los delegados de la E, en principio justos como tales, hubieran sido canalizados, pasando a segundo plano los métodos “inorgánicos” empleados. Al no ser así, la conducta “correctiva” de la conducción aparece como un desvío del tema central en el orden del día de los trabajadores: seguridad para la salud; especialmente agravado por la creciente flexibilización de la cuarentena con el previsible aumento del caudal de pasajeros. 


El comunicado de AGTSyP se justifica: “el cumplimiento de las normas correspondientes de higiene y seguridad son pedidos sobre los que la AGTSyP trabaja de forma continua y en forma más intensa aún desde el principio de la pandemia”. Pero en los hechos los insumos de protección no se entregan en tiempo y forma en los sectores donde los trabajadores no se ponen firmes. Los tapabocas entregados dejan filtrar las emisiones de fluidos. Y fundamental, la limpieza y desinfección es limitada y no tiene una verificación presencial compartida por los delegados y trabajadores de cada sector. Se le han pasado a la conducción gremial temas como el bloqueo de sectores sospechados de contaminación o la mala calidad de los tapabocas, que salieron en un principio a defender, con el argumento de no agravar el faltante nacional de barbijos.


Tratándose de una directiva que se referencia en el gobierno nacional, debe impedirse toda condescendencia o distraccionismo en un tema que afecta la vida misma de los trabajadores. La AGTSyP debe evitar las reyertas domésticas y pasar a encabezar la campaña de lucha contra la pandemia, empezando por organizar comisiones obreras de seguridad e higiene en todas las líneas y turnos.