Sindicales

15/6/2021

Lucha docente en CABA: dónde estamos, cómo seguimos

Tribuna Docente CABA.

Los anuncios del viernes del jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta constituyen un avance temerario en la reapertura de todo tipo de actividades, mientras los hospitales de la ciudad siguen con una ocupación de camas superior al 70%, la vacunación está lejos de llegar a niveles de inmunidad colectiva y la llegada de nuevas cepas junto con el frío invernal amenazan con provocar un nuevo pico de contagios. La apertura de los shoppings anunciada en simultaneo con el regreso completo de la secundaria a cierta presencialidad vuelve a mostrar que el slogan de “la escuela es lo último que se cierra y lo primero que se abre” es chamuyo.

La ratificación del calendario del receso invernal del 19 a 31 de julio, sin dar cuenta cómo se va a enfrentar el invierno no muestra previsibilidad, como dijo el jefe de gobierno, sino total desentendimiento del impacto que puede tener esta nueva situación en las aulas que por protocolo deben tener puertas y ventanas abiertas. Muchos pediatras han advertido que además del  Covid-19 puede enfrentarse un aumento de enfermedades típicas de la estación en niños y niñas que vayan a ocupar las camas de los hospitales que no quedan.

Con todo, lo más significativo de la conferencia de prensa fue la insistencia de Larreta en que todas estas aperturas fueron acordadas con la provincia de Buenos Aires.

El anuncio de Kicillof y el papel de UTE-Ctera

El anuncio de Kicillof de retomar las clases presenciales en el Gran Buenos Aires (manipulando groseramente los índices epidemiológicos) tiene una gran importancia política para la docencia porteña. Es que en los dos meses de lucha que llevamos por la suspensión de las clases presenciales y por los recursos para garantizar la virtualidad sabemos que muchas compañeras y compañeros vieron una oposición entre la política bolsonarista de Larreta y la pregonada por Alberto Fernández, y sobre todo entre Larreta y Kicillof.

Ya hemos marcado desde esta página que la mayoría de los gobernadores peronistas habían hecho “la gran Larreta” y sostuvieron la presencialidad escolar en situaciones tan o más alarmantes que la de la ciudad ignorando el famoso DNU. También denunciamos que el gobierno nacional dejó hacer a Larreta sometiéndose a la Corte Suprema y que ni siquiera intervino frente a los descuentos por paro. Pero ahora es la expresión más pura del kirchnerismo la que avanza en la política aperturista en medio del pico de muertes. Es una enseñanza que no podemos ignorar y que habilita conclusiones más profundas.

El planteo de Kicillof contó con el aval de Baradel y el SUTEBA provincial. Este apoyo esclarece las razones de la gran ausente de estos meses que fue la CTERA y también la política del “paro por flyer” que siguió la UTE en capital evitando cuidadosamente impulsar la deliberación en el gremio. La burocracia celeste solo pudo posar de combativa frente a Larreta en la medida en que el kirchnerismo mostró cierta diferenciación política frente a la cuestión de la presencialidad. Por eso no hubo ninguna acción de lucha de la UTE hasta el 14 de abril mientras Trotta y Kiciloff defendían la “presencialidad cuidada”. Lo que cambió el panorama fue la intervención de las bases del gremio ante el crecimiento vertiginoso de los contagios. Esta intervención de la docencia fue la que forzó a la UTE a sumarse al paro de Ademys del 14/4 y finalmente al decreto de Alberto Fernández. Sólo entonces la UTE promovió paros y algunas acciones por la suspensión de la presencialidad. Es evidente que esto se acabó porque es imposible sostener cosas tan distintas a un lado y otro de la General Paz frente a una misma política.

El rasgo que mantuvo la UTE en todo este proceso fue la ausencia de asambleas o cualquier otro mecanismo de organización real de la docencia. Por todo lo antedicho vemos que no es un problema puramente democrático, sino político. Un paro convocado por flyer se levanta fácilmente con un no-flyer y por lo tanto es susceptible de ser administrado en función de intereses ajenos a la docencia.  En cambio, un plan de lucha discutido por las y los docentes no se puede manejar al antojo de una burocracia. El tema importa y mucho, porque no hay dudas que entre los principales obstáculos que tuvo nuestra lucha hasta ahora se encuentran la falta de un plan de lucha nacional y la imposibilidad de discutir un plan de lucha unitario en asambleas de toda la docencia porteña. Incluso cuando hubo acciones comunes no fueron el resultado de una deliberación común, lo cual impide que se transformen en un verdadero canal de expresión del gremio.

¿Dónde estamos?

Así y todo, la enorme lucha que encabezó la conducción multicolor de Ademys desde principios de año mostrando la inviabilidad de una escolaridad presencial con presupuesto 0 y ante el recrudecimiento de la pandemia logró romper el relato de “las escuelas no contagian” y arrancar la vacunación de docentes que Larreta pretendía dejar para no se sabe cuándo. Además, la organización docente es la que garantizó en muchos casos el respeto de los protocolos e impacto en las familias que en una proporción significativa deciden no mandar a sus hijos a las clases presenciales.

Por eso, más allá del discurso del gobierno lo cierto es que no hay normalidad en las escuelas. La presencialidad plena no existe porque no hay aulas donde se pueda cumplir con el distanciamiento de las salas/grados/divisiones completas. Se podría decir que la regla es la “bimodalidad”. Pero la bimodalidad es trucha porque no hay ni dispositivos ni conectividad ni docentes para garantizar clases virtuales el día que no toca presencialidad. En realidad, el gobierno promueve un “como si” educativo que, a pesar del enorme esfuerzo de las y los docentes, está profundizando la desescolarización de miles de niñas, niños y adolescentes.

Frente a la improvisación permanente que juega con las vidas de familias, estudiantes y docentes y destruye cualquier posibilidad de planificación pedagógica, sostenemos un programa en defensa de la salud y de la educación: suspensión de la escolaridad presencial en función de los índices epidemiológicos objetivos, reparto de dispositivos para estudiantes y docentes, conectividad gratuita, nombramiento de todos los cargos docentes necesarios para atender las burbujas presenciales y virtuales, dispensas para los trabajadores de grupos de riesgo, respeto del estatuto docente.

Dispensas, estatuto, terciarios

Como parte de esta pelea, tenemos esta semana dos batallas muy importantes. La primera tiene que ver con la convocatoria por parte del gobierno de la ciudad (apoyándose en una resolución del Ministerio de Trabajo de Nación) a los trabajadores dispensados por pertenecer a un grupo de riesgo que hayan recibido la primera dosis de la vacuna. En un cuadro de gran circulación del virus y lejos de algún tipo de inmunidad colectiva se trata de una medida irresponsable que pone en riesgo la vida de cientos de compañeras y compañeros. Ademys está impulsando un empadronamiento y se va a movilizar en los próximos días para exigir que se sostengan las dispensas.

En segundo lugar, tenemos una nueva ofensiva de Larreta contra los profesorados que apunta a restringir el ingreso y traspasar forzosamente la matrícula hacia la UniCABA. Este ataque va de la mano con la reforma por decreto del estatuto docente que entre otras cosas establece una diferenciación en el puntaje entre los postítulos de los terciarios y los posgrados pagos que se dictarían en la UniCABA. Se demuestra que la UniCABA forma parte de una política de conjunto que apunta a la privatización educativa y a la precarización docente. En los últimos días se vienen desarrollando asambleas y reuniones en los institutos y se discuten distintas acciones. La docencia tiene que intervenir en esta lucha como parte de la defensa de nuestras condiciones de trabajo y de la educación pública y gratuita.

Todos estos temas ponen a la orden del día la lucha por terminar con la burocracia celeste y unificar al gremio docente sobre bases democráticas y de independencia política.