El gobierno de Macri acaba de publicar un decreto que establece recortes presupuestarios en todas las áreas de gobierno. La resolución establece que no se podrá contratar nuevo personal y que la renovación de los contratos (locaciones) sólo debe realizarse bajo “estrictas y justificadas razones de servicio”. El ajuste corta el hilo por lo más delgado, los 17.000 trabajadores precarizados del Gobierno de la Ciudad. En las últimas paritarias se estableció un difuso pase a planta transitoria sujeto a las necesidades de dotación de cada organismo. Se van juntando las piezas para los despidos de trabajadores. Las asambleas y los planes de lucha por el pase a planta para todos los contratados son la tarea del momento.
El decreto es un reconocimiento de la crisis financiera de la Ciudad, que el PRO pretende transferirle a trabajadores y vecinos. En pocos años, Macri triplicó el endeudamiento en dólares de la Ciudad, que hoy representa el 30% de sus ingresos cuando el país se encamina hacia una nueva devaluación. Por otra parte, el vaciamiento y la subejecución presupuestaria en salud, educación, obras públicas y programas de asistencia social es pasmosa. El decreto adelanta la orientación del presupuesto 2015, que se presentará en las próximas semanas.
Hace un mes, cuando Horacio Rodríguez Larreta fue a rendir cuentas a la Legislatura, la jefa del interbloque K, Gabriela Alegre, lo piropeó con un “el PRO está orientado a la eficiencia, nosotros a la redistribución”. La dicotomía es falsa, tanto los “pagadores seriales” como el “ajustador” del PRO encajan como piezas de engranaje en la máquina de ajuste contra los trabajadores.

Facundo Lahitte