El objetivo de Macri es mostrarle al país su modelo anti-antiobrero de empleo -la 'reactivación' pagada por los trabajadores en Cresta Roja, la precarización laboral absoluta en Capitán del Espacio-, pero también -le pese a quien le pese- su "modelo de sindicato", el Stia. Una dirección octogenaria que se adapta sistemáticamente a los planes de ajuste de las empresas y el Gobierno.

 

La burocracia "verde-amarela"

A pesar de que en su Boletín lo desmiente rotundamente, la complicidad de la dirección Verde del Sindicato con el ajuste de las empresas no puede ser mayor: algunos no habrán votado a Macri, pero en la práctica las banderas Verdes se les están poniendo amarillentas (los años no vienen solos…).

Despidos en Arcor, cierre en Bertone Hermanos, suspensiones por ir al baño en Riera, la mitad del gremio sin cobrar aún el aguinaldo, medio plantel de Cresta Roja esperando por volver, más de 20 fábricas sin delegados y la respuesta del gremio es…. pagar asados, viajes y campeonatos de fútbol para que los voten (!).

Un gremio que enfrente el ajuste debería haber declarado hace tiempo un estado de alerta en defensa de los puestos de trabajo y no dejaría entrar al responsable político del ajuste a ninguna fábrica del gremio sin una huelga en repudio a su presencia.

Para eso, es necesario poner en pie a los trabajadores del gremio. El primer paso, votar masivamente a la Naranja para construir una nueva dirección de los trabajadores de la Alimentación, democrática y de lucha.