Alrededor de un centenar de estibadores bloquearon por la mañana del miércoles 21 los accesos a las terminales 2 y 3 del Puerto de Mar del Plata para reclamar la realización de test de covid-19 a todos los trabajadores y la profundización de los controles sanitarios. Es una reacción al hecho de que más de 60 tripulantes de los barcos Atlantic Surf III y Sirocco, con base en esta estación marítima, son obligados a permanecer a bordo por orden del intendente Guillermo Montenegro, luego de que se confirmaran al menos dos casos positivos de coronavirus en las embarcaciones.

La situación es producto de la desidia de las patronales, que no respetaban los protocolos dispuestos, de por sí limitados. Los barcos incluso zarparon sin esperar los resultados de los hisopados realizados a los casos sospechosos de los tripulantes.

El gobierno municipal dispuso que nadie bajara de los barcos y que toda la tripulación quedara en cuarentena, omitiendo las insalubres condiciones en las que se encuentran las embarcaciones. Allí es imposible garantizar un aislamiento preventivo ya que, como se observa en las imágenes difundidas por los propios trabajadores, en cada camarote duermen 8 personas, los comedores tienen espacio reducido, solo cuentan con dos inodoros para 30 personas y carecen de agua para poder lavarse las manos. Lejos de ser un lugar seguro para cumplir una cuarentena, son propensos a convertirse en un foco infeccioso que lleve al contagio masivo entre los trabajadores.

Los familiares de los tripulantes exigen la inmediata autorización del ingreso de los barcos y el alojamiento de los trabajadores en hoteles designados, como se hace con las personas repatriadas, y que las empresas cubran los test para todos los trabajadores.

A partir de esta acción, pasado el mediodía se realizó una reunión en la sede del Consorcio Regional Portuario con la presencia de la secretaria de Salud Comunal del municipio, Viviana Bernabei, representantes del Consejo de Empresas Pesqueras Argentina y de los sindicatos pesqueros y portuarios, donde se comprometieron a realizar chequeos sanitarios a todos los trabajadores del Puerto controlando la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca y respiratoria.

Al reclamo de que se realicen hisopados a los 8.000 obreros que aproximadamente trabajan allí, Bernabei y el titular del SAME, Juan Di Matteo, declararon que es “imposible desde el punto de vista práctico y económico”. Además, ratificaron que los 60 tripulantes seguirán cumpliendo la cuarentena en alta mar.

Está planteado seguir con las medidas de lucha hasta que se satisfagan los reclamos, y la puesta en pie de comisiones de control sanitario y laboral electas por los obreros del Puerto. La defensa de la salud y la vida de los trabajadores solo puede ser garantizada por ellos mismos, ante la desidia patronal y la complicidad del Estado.