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Un día antes de que tuvieran que realizarse las elecciones en el sindicato de la carne, el Ministerio de Trabajo dio el visto bueno a las 50 impugnaciones que presentaron los apoderados de la lista roja antiburocrática. La fractura de la burocracia en dos listas no solo abonó al ascenso de la lista vinculada a las comisiones internas combativas y el activismo de 11 de los principales frigoríficos. También sirvió para que se “prendiera el ventilador” de las matufias que chorrean de los padrones y el manejo discrecional de la elección que históricamente desarrollaba la burocracia del sindicato, hoy, vinculada a la CGT Balcarce.

El mes de campaña, que de manera entusiasta el PO apoyó con volantes propios y con los materiales de la lista, demostraron el ascenso obrero que se produce en un gremio devastado por la precariedad y la superexplotación además de los miles de despidos (se calculan en 20 mil en la última década) y la potencialidad de una lista que, de a poco pero firmemente, va sumando apoyos de la base obrera, incluso en los bastiones de la burocracia.

La suspensión de la elección es un golpe a la actual conducción del sindicato y apuntala a la oposición clasista. Al cierre de esta edición, el ministerio debía fijar una nueva fecha para los comicios una vez purgados los padrones.

Para el PO la lista roja se inscribe en el proceso más general de transición que atraviesa el movimiento obrero y apuntala la lucha por una nueva dirección en los sindicatos.

Independiente del gobierno, la oposición derechista, la patronal y la burocracia sindical.

Redoblaremos nuestros esfuerzos por un triunfo clasista en un gremio insignia del movimiento obrero argentino.