Sindicales

13/5/2010|1128

Massuh: “¿Tienen la lista de los 100 despidos?”

Con el título de esta nota comenzó y terminó la entrevista de Moreno con los delegados de la ex Massuh. Antes de que el funcionario K diera por concluida la reunión y pegara un portazo.

Casi en simultáneo, se produjo un corte conjunto de servicios (de gas y luz), que dejaría la producción totalmente paralizada. Como lo denunciaron los compañeros de la planta, “si el gas dejara de fluir hacia la caldera central, sería prácticamente imposible, dada la precariedad de su estado, devolverla a la actividad”. Obviamente, Metrogas y Edesur tuvieron la luz verde por parte del gobierno.

Los compañeros impidieron el corte de los servicios, pese a los aprietes de una escribana y de la fuerza policial. Un grupo de trabajadores volcó una decena de troncos de más de cien kilos sobre la boca del suministro de gas, lo cual frustró la posibilidad de un corte por parte los inspectores.

El Estado no pagó ni siquiera los sueldos, aun recortados, que se había comprometido a abonar esta semana.

La escalada está en directa relación con el ultimátum extorsivo de Moreno y cía. que hemos venido denunciando estas últimas semanas desde las páginas de Prensa Obrera. El plan oficial contiene tres puntos fundamentales: el despido de 200 compañeros, es decir un 40 por ciento de la planta; la rebaja de los sueldos a 1.500 pesos para todo el personal, sin distinción de cargos ni antigüedad, y la formación de una cooperativa. La amenaza de cierre es funcional a este objetivo.

La asamblea general de mensualizados y jornalizados resolvió un compás de espera y colocó sus expectativas en la intervención del Ministerio de Trabajo. Los delegados informaron acerca de una promesa de pagar los sueldos adeudados de abril y una entrevista con Tomada. Hubo voces del sector de mensualizados que pusieron en tela de juicio las expectativas sobre una negociación y reclamaron la necesidad de no seguir dilatando un curso de lucha.

Las reservas y observaciones de los compañeros son absolutamente fundadas, pues la intención del gobierno apunta a revisar el contrato del fideicomiso, incorporando algunos o todos los puntos de la “restructuración” señalados más arriba. Incluso iría más lejos porque su vigencia se reduciría a apenas tres meses, en lugar del contrato actual que se extendía hasta noviembre de 2011.

Simultáneamente, ha vuelto ocupar el centro de la atención el salvataje que venía fogoneando el intendente de Quilmes, “Barba” Gutiérrez, quien plantea la creación de una suerte de papelera estatal. Este planteo choca con la orientación del gobierno, el cual, precisamente, está de vuelta en ese plano y apunta a desembarazarse de cualquier responsabilidad en la empresa. Lo cierto es que, de acuerdo con lo que denuncian los compañeros, no hay por el momento ningún compromiso definido por parte del gobierno y lo único concreto sigue siendo que Moreno (que no da ningún paso sin el visto bueno de Néstor Kirchner) continúa adelante con su ultimátum. No hay que excluir que asistimos a un juego combinado de garrote y zanahoria, cuyo desemboque final sería una reapertura de Massuh, con algún auxilio estatal pero condicionada a un desguace y recorte previo de la planta.

La posición del sindicato, a su turno, es tramposa, pues si bien proclama su rechazo a la embestida oficial viene trabajando por la reprivatización de la planta, cuya condición previa, como no se le escapa a los dirigentes del gremio, es el cierre de secciones con sus consiguientes despidos. El sindicato, en un comunicado, insinuó esa necesidad, tomando como blanco de la “racionalización” que habría que ejecutar a los administrativos y acicatea una división en el personal entre jornalizados y mensualizados, un sector muy aguerrido y aliado al sector obrero. El sindicato, pese a los reclamos de internas de la zona como Kimberley, no ha convocado a un paro de solidaridad, ni siquiera a un plenario de delegados para tratar el tema.

La posición que se desprende de todo lo expuesto es clara. Ningún despido ni rebaja salarial. Ninguna revisión del convenio. Que se respete lo pactado con vigencia hasta noviembre de 2011. Ningún ultimátum ni extorsión. Que se abra una discusión, en el marco de una comisión mixta o paritaria, para discutir una salida de fondo. Esa salida debe privilegiar el interés de los trabajadores y las necesidades sociales. El Estado gasta 65 millones de pesos por día (¡!) en subsidios para los capitalistas. Apenas una tercera parte de esa cifra sería suficiente para modernizar Massuh y permitir el acceso de la población a libros y publicaciones de excelente calidad a bajísimo costo.

Junto con ello es necesario que defendamos a muerte la unidad de la planta, exigiendo que en todas las negociaciones estén presentes los representantes de la totalidad de los trabajadores, tanto de los jornalizados como de los mensualizados (impidiendo que el sindicato papelero pretenda arrogarse la representación de la fábrica). Tomando la experiencia de la etapa anterior, en la cual se logró la reapertura de la planta, hay que instalar nuevamente el conflicto en la opinión pública y abrir un curso de movilización. Arranquemos con un acto público en la puerta de la planta, al que convoquemos a todas las organizaciones populares y partidos en apoyo al conflicto.

 


 

Extraído del blog de los trabajadores de Massuh

Gracias Moreno, como decías vos cuando viniste la primera vez: de casa al trabajo y del trabajo a casa. Ahora, la cambiaste: de casa al trabajo y del trabajo a la calle…

Pablo Heller