El gobierno de Rodolfo Suárez se apresta a cerrar el 2020 con un 0% de aumento salarial para todos los trabajadores del Estado mendocino. Esto constituye el mayor recorte salarial en décadas, considerando que la inflación acumulada estará cercana al 40% para el mismo período.

Como si este robo fuera poco, también se busca cerrar ahora la paritaria 2021 -para cuando se estima una inflación cercana del 50%- en un ruinoso 20%, en cómodas cuotas, más una suma en negro. Es necesario destacar que en este momento no existen sumas en negro en los salarios estatales, algo que se logró con años de lucha, por lo que en términos conceptuales constituye un retroceso también histórico.

Algunos sindicatos rechazaron la propuesta sin miramientos, como el Sitea (estatales en general), Ampros (profesionales de la salud) y el Soemg (municipales de Guaymallén). Sin embargo, los sindicatos que forman parte del Frente de Unidad Estatal -principalmente ATE y el Sute- la recepcionaron para “bajarla a las bases”. ATE hará el fraude al que ya nos tiene acostumbrados hace cuatro años y les echará la culpa a los trabajadores de haber aceptado la propuesta. El acto final del circo.

Las paritarias y la paz social

El propósito de cerrar las paritarias 2021 ahora es intentar garantizarse la paz social para el año electoral. Si quedaba alguna duda de la alianza entre el gobierno y algunos sindicatos en este sentido, la borraron cuando Adriana Iranzo (secretaria Adjunta de ATE) participó del Consejo Económico, Ambiental y Social de Suárez un día después de la audiencia paritaria y tres días después de decir en una entrevista radial que “los sindicatos estamos para contener”.

La reacción por abajo

La bronca se hizo sentir apenas los trabajadores conocieron la propuesta salarial del gobierno. Se empezaron a armar asambleas en distintas reparticiones donde se rechazaba la propuesta y se votaba iniciar un plan de lucha progresivo.

La mayor demostración en este sentido la hicieron los municipales de Guaymallén, que con los delegados del Sitea a la cabeza fueron al paro con un 100% de acatamiento, con permanencia en los galpones y ya están discutiendo las siguientes medidas para voltear el decreto del intendente Marcelino Iglesias.

El argumento de que “la base no da” no resiste el menor análisis. Cuando hay delegados y sindicatos dispuestos a pelear por los trabajadores, estos “dan” y mucho.

No va a haber paz social

Si Suárez piensa que abrochando a las burocracias sindicales se va a garantizar un año electoral sin sobresaltos está muy equivocado. La regla general de los últimos conflictos, tanto en Mendoza como en el país, ha sido la autoconvocatoria y el desborde de la parálisis y contención de las burocracias sindicales por parte de los trabajadores.

Las agrupaciones de la Coordinadora Sindical Clasista en estatales, judiciales, municipales y docentes estamos militando por el rechazo a la propuesta, pero sobretodo por preparar la derrota de este ajuste histórico con asambleas, movilización y paros. Un plan de lucha progresivo por el tiempo que sea necesario, hasta ganar una recomposición salarial acorde a la pérdida del poder adquisitivo del 2020 (40%), un aumento efectivo y en una cuota para el 2021, la eliminación de todo monto en negro que quieran introducir en nuestros salarios, el fin de la precarización en el Estado y por las demandas particulares de cada sector.