Sindicales

23/12/2010|1160

Micheli tras otra alianza

Hay fotos que hablan. Micheli asumió como dirección de su propia CTA en un acto frente al Ministerio de Trabajo, acompañado por Ricardo Alfonsín, Rubén Giustiniani, Margarita Stolbizer, Mario Mazzitelli y Pino Solanas. La asunción fue simbólica, puesto que el procedimiento fue anulado por el Ministerio, por la Justicia y hasta desconocido por el comité arbitral que ellos mismos designaron. Se hizo después de una elección complementaria en la que no votó nadie y en la que tampoco se presentó nadie, salvo ellos mismos. El único sentido que tuvo fue la foto; es decir, colocar a una fracción de la otrora central de centroizquierda en el andarivel opositor del centroizquierda argentino. Dejemos para la anécdota a Victoria Donda y Juan Carlos Alderete, también presentes.

La vieja dirección de la CTA transformó a la Central en la celestina de la Alianza primero y en la central transversal del kirchnerismo después. Es decir que, en los últimos quince años, fue una fracción política centroizquierdista del movimiento obrero.

La dirección de la CTA preparó largamente esta ruptura. Yasky, mediante crecientes pactos con el kirchnerismo -incluida la intervención del Ministerio de Trabajo. Micheli dejó de cotizar hace cinco meses. En rigor, desde la crisis entre el gobierno y la Mesa de Enlace empezó la ruptura definitiva de la CTA, como reflejo de una crisis al interior de la clase capitalista.

Yasky acaba de formar la agrupación Pocho Leprati para disputar ATE provincia en las próximas elecciones de junio. En el subte, dio la orden de aceptar el sindicato de segunda de Tomada. Viene por todo. El Partido Obrero fue el único que denunció con gran anticipación que la disputa entre las dos fracciones de la burocracia llevaba a la quiebra de la CTA y desarrolló una política para enfrentarla. Esta política está más vigente que nunca: un congreso de bases, o sea de delegados con mandatos de asambleas de afiliados o de activistas.

En su lugar, el michelismo convoca un congreso de sus propios delegados congresales para marzo. La burocracia de la CTA se hunde en su propia ciénaga. Más que nunca abramos el debate con todos los activistas para reorganizar la Central sobre la base de la independencia de clase, de la ruptura con el gobierno, de un plan de lucha por el salario y los tercerizados, mediante un congreso de delegados electos por asamblea de los gremios de ambos bandos.