Sindicales

24/9/2009|1101

Moreno da un paso al costado

"Mal olor"

El fuerte viraje del gobierno hacia un acuerdo con el Fondo Monetario tiene una enorme repercusión en las empresas rescatadas ante la crisis mundial. El gobierno nacional “abandonó” la idea de gestionar plantas como Malhe o Paraná Metal y también está fracasando en gestionar la venta de las fábricas en crisis a nuevos patrones, pues todos reclaman, además de despedir a gran parte de personal, que el Estado subsidie la compra.

A la fábrica Massuh, que fue un gran caballito de batalla de la campaña electoral del kirchnerismo, ahora le está soltando la mano. El inefable Guillermo Moreno, que en el inicio del Fideicomiso actuaba como un jefe de personal, jefe de compras y jefe de ventas de la empresa, ha bajado “un cambio”. Va cada 15 días y ya no “lucha” por acercar nuevos clientes.

El primer trimestre de la nueva gestión cerró con un balance positivo en cuanto a producción. Esto servirá para que a fin de año se pague el canon de alquiler al propio Massuh, se reintegre dinero adelantado por el fideicomiso y una regularización parcial en los sueldos que percibían los trabajadores.

El alejamiento de nuevos clientes, ahora sin la presión de Moreno, indica por un lado lo demagógico y precario de la iniciativa del fideicomiso, que funcionaba mediante la presión despótica de Moreno sobre sus clientes obligándolos a contraer compromisos comerciales con Massuh. Por otro que el gobierno se prepara para desembarazarse del proyecto y para reemplazar el fideicomiso por una cooperativa de incierto futuro.

Mal Olor

El “operativo” a cargo de un juez de La Plata, de la clausura de la planta por denuncias efectuadas por los vecinos por contaminación, causó una enorme inquietud entre los trabajadores, que resistieron la medida.

La denuncia por contaminación ambiental es una vieja causa que arrastra Massuh de organizaciones ambientalistas de los barrios linderos. La fábrica ya tuvo reiteradas clausuras parciales de sectores, y a partir de entonces, se había fijado un plan de inversiones en la planta de tratamiento, (en la administración Massuh había 20 y pico de removedores, antes del conflicto estaban en marcha un poco mas de la mitad, y actualmente sólo funcionan 8), o sea que los líquidos efluentes de la actual producción no tienen prácticamente tratamiento.

Este sector (semi-química) de la planta es altamente contaminante por su proceso, se elabora la pasta y se la blanquea. Requiere una fuerte inversión en su proceso para contaminar menos. Lo mismo en las máquinas continuas (donde se elabora el papel), en el proceso es fundamental el agua.

El “operativo”, a cargo de un juez de La Plata, de intentar la clausura de la planta por contaminación, más que una acción “ambiental”, tiene una orientación política: terminar con las “gestiones” estatales en fábricas quebradas.

Más que nunca está planteado defender las reivindicaciones que pronto quedarán en peligro. Que el gobierno haga las inversiones necesarias para no contaminar y que se garantice el funcionamiento de la planta. Garantía del pago de los sueldos por eventuales paradas de la planta. Asambleas para organizar una gran campaña nacional por la definitiva expropiación de Massuh y el reclamo de que el gobierno se haga cargo definitivo de la planta, bajo el control de los trabajadores.

Los trabajadores de Massuh ya demostraron que pueden pelear para defender su fuente de trabajo, produciendo sin contaminar. Hay que estar alerta, pues posiblemente se esté entrando en una nueva etapa de la lucha.