Sindicales

29/6/1994|422

“Municipalazo” en General Sarmiento

El viernes 10, una nutrida movilización de más de 400 trabajadores municipales conmovió al distrito de General Sarmiento. Los trabajadores se instalaron en la puerta de la intendencia y exigieron que el intendente Ortega y los concejales respondan a sus reclamos.


Los trabajadores municipales se movilizaron para arrancarle a la Intendencia el pago de una enorme deuda previsional (malversada por Ortega) mantenida por la comuna desde hace largo tiempo y que llevó a que mucha gente que estaba en condiciones de jubilarse no pudiera hacerlo. Exigían, además, un aumento salarial ya, terminar con las condiciones insostenibles de trabajo en las dependencias y talleres y que no pasara ni uno solo de los despidos con los que venía amenazando la intendencia. Semanas atrás, Ortega había intentado despedir a 30 trabajadores de la Casa de la Cultura, los que se movilizaron previamente varias veces, acompañados por los alumnos de esa repartición, repudiando a la municipalidad.


El “robo previsional” de Ortega se suma a una larga lista de delitos a lo largo de su gestión. En esta ocasión, Ortega pretendía “arquear” su caja imponiéndoles a sus trabajadores el despido o la imposibilidad de jubilarse.


La concentración comenzó a gestarse en la sede del sindicato (conducido por una fracción mayoritaria que responde a la burocracia menemista y por una minoría que responde al FG), cuando se hacía una reunión de delegados. Ni uno ni otro sector convocó a marchar: la movilización comenzó espontáneamente, cuando un grupo de trabajadores dio espaldas a los discursos de los “dirigentes” y comenzó a enfilar hacia la Plaza San Miguel. Una vez en la plaza, la combativa concentración, que recibió el apoyo de varias escuelas y de los transeúntes, sobrepasó totalmente a la burocracia y se convirtió en una verdadera asamblea.


Ante la falta de respuesta de parte de las autoridades, la asamblea pública municipal resolvió parar hasta el martes siguiente -cuando se realizaría una asamblea de delegados—si no se obtenían los reclamos (un trabajador propuso quedarse con una olla popular en la puerta de la intendencia), lo que no pudo ser frenado por la dirección del gremio.


En la concentración se hicieron también presentes los trabajadores de la salud, que denunciaron el estado terminal de los hospitales municipales, lo que de conjunto da una radiografía de “la gestión Ortega”.


El saqueo inescrupuloso del orteguismo de las arcas municipales y de los impuestos del pueblo de General Sarmiento es la contracara de la miseria y del hundimiento de los barrios obreros, sumergidos en el barro y en la mugre, mientras los countrys y los barrios residenciales de los ricos (en los que habita una masa compacta de evasores) se mantienen de punta en blanco. En los barrios obreros no hay ni una bombita que dé luz, ni cloacas, ni agua corriente, ni asfalto, ni servicio alguno, aunque figuren en los registros municipales como “Obras” realizadas. En Sarmiento, las escuelas son ranchos y los hospitales no existen: basta  de ejemplo el hecho de que las ambulancias no pueden movilizarse por falta de combustible.


La camarilla de Ortega (que hasta está acusada de afanarse los fondos distribuidos por Duhalde para hacer beneficencia en las últimas elecciones) pretende salvarse ahorcando aún más al pueblo de Sarmiento. Ahora ha amenazado con embargar judicialmente (con fecha límite supuesta el día 5 de julio) a aquellos pobladores que no actualicen su deuda del impuesto inmobiliario, lo cual de efectivizarse, generará una rebelión en todo el distrito.


Por eso, en Sarmiento todos somos municipales.


El conflicto municipal atraviesa actualmente una impasse, a partir de la aceptación por parte de la burocracia de la conciliación obligatoria. El Partido Obrero apoya la lucha de los trabajadores y llama a desconocer la maniobra de la conciliación obligatoria, que tiene como objetivo desmovilizar y enfriar, para rearmar a la intendencia y proceder a los despidos.


El Partido Obrero considera que ésta es una lucha de todos, de los municipales y del conjunto de los trabajadores de General Sarmiento, y que plantea la necesidad de echar a Ortega y al Concejo Deliberante, corresponsable o cómplice.


Que el sindicato municipal convoque a una gran movilización a todos los habitantes y trabajadores de General Sarmiento, por el conjunto de los reclamos obreros y de los barrios, y para echar a Ortega.


¡Por un Sarmientazo, que eche a la calle a los ladrones!