Sindicales

16/5/2002|754

Necesitamos una tendencia piquetera entre los abogados

(Los luchadores deben dejar de hacerle el juego al centroizquierdismo oficialista)

En las elecciones al Colegio de Abogados de la Capital Federal, el más importante del país, con 75 mil profesionales matriculados, la lista Nº 40 liderada por Hugo Germano, obtuvo el 31,6% de los votos sobre algo más de 10 mil sufragantes. De esta forma fue ratificada la conducción centroizquierdista que hasta ahora lideraba el presidente saliente y decano de la facultad de Derecho de la UBA, Atilio Alterini. Casi 10 puntos abajo se colocó un desprendimiento del oficialismo respaldado por el ex juez Bacqué y más atrás otra decena de reagrupamientos, entre los que cabe destacar a la lista Nº 43, que se insinuó como un reagrupamiento de izquierda, como hacía casi una década no se presentaba en el Colegio.


Las condiciones para hacer frente al oficialismo centroizquierdista, en defensa de la profesión amenazada por una enorme desocupación (casi la mitad de los potencialmente habilitados no estaban en condiciones de votar por falta de pago de la matrícula) y de la apropiación del Colegio por los grandes estudios que explotan a una mayoría de profesionales, se habían puesto al rojo vivo con el estallido de los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre y la implantación del “corralito”. Cientos de profesionales se autoconvocaron en asamblea a principios de febrero en el Colegio frente a la pasividad de sus autoridades y actuaron como piqueteros cortando la avenida Corrientes, en reclamo contra la confiscación de sus honorarios en las arcas de la banca ladrona. La Asociación de Abogados Laboraristas (AAL) había tomado antes la delantera en la lucha contra la Corte, organizando las movilizaciones semanales de los jueves frente a Tribunales.


En este cuadro, las elecciones se presentaban como una oportunidad para delimitar posiciones en el Colegio y estructurar una corriente masiva de acción de la profesión en perspectiva de colocarla en el terreno de la Argentina piquetera y cacerolera. La lista Nº 43 que impulsaron un conjunto de colegas con tradición de lucha en el gremio pareció aspirar por un momento en este sentido. Militantes del PO nos acercamos a discutir un programa y postular a la cabeza de este reagrupamiento a colegas que defendían a los trabajadores en lucha y al movimiento piquetero o a quienes como los dirigentes de la AAL estaban en la primera línea de fuego de la lucha popular. Nuestro planteo chocó con los de una vieja (y no tanto) guardia de profesionales forjados en la horma de aparatos como la Liga por los Derechos del Hombre que terminó ubicando a la lista en el campo de la “defensa del Estado de Derecho” (casi sin diferenciación alguna con el oficialismo) y a su frente a peronistas-nacionalistas (Gaggero) y/o hombres y mujeres del ARI. Un verdadero despropósito que ni siquiera encontraba justificat ivo en la “amenaza” del triunfo de la derecha, que en el Colegio no presentó ninguna opción relevante. Casi sin agitación, sin embargo, en el cuadro de la sublevación nacional en curso la lista cosechó casi un 4% del total de los votos y se ubicó en sexto lugar.


Militantes del PO que actuamos en otros Colegios del Gran Buenos Aires en frente único con militantes de estas corrientes, como es el caso de la agrupación Justicia y Compromiso de Lomas de Zamora *que envió dos delegados al congreso piquetero del 17/18 de febrero, entre ellas a una reconocida compañera nuestra*, libramos ahora un debate de cara a las próximas elecciones en el Colegio de ese distrito, que roza las mismas características. Se pretende confiscar el carácter clasista que obligadamente debe tener cualquier reagrupamiento defensor de la lucha popular, para enarbolar un planteo democratizante que en las presentes condiciones políticas del país asume características abiertamente reaccionarias y antiobreras (¡es la bandera del diario La Nación!).