Tras 37 días de lucha, culminó la huelga de los docentes neuquinos. Los trabajadores habían iniciado el 1º de marzo un plan de lucha por el 35% de aumento al básico, 400 puntos para los cargos testigo la recuperación de las prestaciones en la obra social (ISSN), la anulación del impuesto al salario y la resolución de una batería de problemas en las escuelas (seguro de emergencias médicas, infraestructura, aumento de las partidas de alimento y refrigerios, etc).

El acuerdo firmado entre la conducción de Aten y el gobierno, en la sede del Obispado durante la noche del jueves 20 de mayo, establece un aumento del 5,6% para los trabajadores del nivel medio y del 11,5% para los cargos de primaria, especial e inicial.

¿Cómo explicar los miserables resultados obtenidos, luego de 13 semanas de lucha y de las reservas que demostraron los docentes hasta el final de la huelga? Este desenlace fue el producto de un brutal operativo de demolición que involucró al gobierno, la oposición patronal, la burocracia sindical y el clero.

La huelga docente dominó durante semanas la situación provincial, colocando la cuestión salarial en el epicentro de la crisis política. El gobernador Sapag fracasó sistemáticamente en sus intentos de quebrarla, a pesar del descuento de los días de paro, de la movilización de “padres”-punteros, del decreto declarando a la educación “servicio esencial”, de la amenaza de sanciones y del envío de carneros, de la declaración de “ilegalidad” de la huelga, de la campaña en los medios contra los docentes, etc. El gobierno nacional concurrió en auxilio de Sapag disponiendo la “conciliación obligatoria” y amenazando con represalias administrativas y económicas contra Aten por no acatarla. El intendente capitalino del frente UCR-UNE-PJ y sus diputados llamaron a Aten a “deponer su actitud”. Los “pinosolanistas” de Libres del Sur se dedicaron a mirar para otro lado. La “mediación” del Obispado fue parte del operativo para desmontar la huelga y los cortes de ruta del Bicentenario.

Por su parte, la burocracia de Ctera aisló conscientemente la lucha neuquina, temiendo desatar un movimiento nacional que planteara la reapertura de las discusiones salariales, luego del ruinoso acuerdo firmado a principios de año. Las conducciones de provincia y de Capital boicotearon el reclamo a Ctera de un paro nacional en apoyo a los neuquinos.

La CTA provincial intentó, por todos los medios, llevar a los huelguistas al terreno estéril de la Legislatura, aun a sabiendas de su composición eminentemente antiobrera, para subordinarla a las apetencias electorales del UNE para 2011. La huelga de los auxiliares de escuela fue levantada de manera infame por la conducción de ATE a cambio de 300 pesos en negro y en cuotas, habilitando la reapertura de las escuelas, lo que fue recibido por Sapag como “una buena noticia” contra los docentes.

Contra todo esto las asambleas se fueron abriendo paso, obligando al gobierno, que durante varias semanas se negó a negociar nada, a echar lastre. La decisión de lucha de la base docente se hizo tan patente que los medios y el gobierno comenzaron a quejarse de que los dirigentes de Aten no pudieran hacer pasar por las asambleas, pese a su completo acuerdo, lo que firmaban.

Fue necesario el vuelco definitivo de las direcciones de Aten, portadoras de un derrotismo ilimitado, para que los docentes se definieran por el levantamiento de las medidas.

En lo salarial, el gobierno repitió el ofrecimiento que una semana antes había sido rechazado en forma contundente por las asambleas, a pesar de los auspicios de la conducción provincial del sindicato. En esta segunda oportunidad, la dirección de la seccional Capital (la Naranja, integrante de la Lila Nacional) se sumó de lleno a la moción de aprobación del acuerdo, que una semana antes había calificado de “inaceptable”. Los docentes, frente a la defección y el chantaje de ambas direcciones, votaron a favor. En el caso de la Capital, por un margen relativamente estrecho (750 a 600). En toda la provincia, quince asambleas aceptaron la “propuesta” del gobierno y seis la rechazaron.

Los docentes tenemos ahora planteada la lucha por la devolución de los descuentos, la derogación del decreto 753/10 y la defensa de los derechos laborales y sindicales, la obra social y la jubilación.

Conclusiones

Según los dirigentes de Aten, los docentes estaban “agotados” y ya no había “margen de aceptación” en la sociedad. Es una canallada. Esto lo desmiente el hecho de que en el último tramo del conflicto se produjeron las asambleas más numerosas, que una semana antes esas asambleas habían rechazado la misma oferta salarial en una proporción de 10 a 1 y que el movimiento de padres que se había acoplado a la lucha docente se encontraba en pleno ascenso. Los docentes votaron a favor del acuerdo ante la evidencia de que la conducción de Aten había capitulado y le soltaba la mano a la huelga cuando los cortes de ruta del fin de semana largo eran inminentes.

Lo que está agotado es el conservadurismo pusilánime y electorero de las direcciones Azul y Blanca, y Naranja.

Nuestra política estuvo orientada a concentrar las energías de docentes, estatales, padres y estudiantes en un mismo movimiento educativo que enfrentara al gobierno e impusiera sus reivindicaciones.

Ante los sucesivos rechazos a las “propuestas” oficiales, el gobernador llegó a afirmar en cadena provincial que “los dirigentes de Aten no pudieron sostener esta decisión y este acuerdo al que llegaron con el gobierno, en las asambleas” y desafió con que “no me van a manejar el presupuesto”. Es decir que las  asambleas de base, pasando por encima de la dirección provincial, disputaron el rumbo del gobierno.

Los trabajadores de la educación debemos sacar todas las conclusiones políticas de la experiencia. Tribuna Docente llama a todos los luchadores a poner los esfuerzos en construir una nueva dirección en Aten, en Ctera y en la CTA para el triunfo de las luchas. En ese desafío nos embarcamos.

¡Viva la huelga de los trabajadores de la educación de Neuquén!