Sindicales

27/1/2005|885

No al cierre, no a los despidos, no a la rebaja de salarios


El cuadro de situación es el siguiente. Los 39 trabajadores cesanteados que la empresa se había comprometido a reincorporar ante el Ministerio de Trabajo no prestan tareas. La patronal, también violando la conciliación obligatoria, está trasladando compañeros e incluso parte del sistema informático de la planta de Carapachay a Pilar, en un plan de vaciamiento de Carapachay.


 


Todos estos pasos han sido dados con la anuencia de la burocracia de Atilra y del propio Ministerio.


 


El otro aspecto de la ofensiva de la empresa y la burocracia es el intento de dividir a las dos plantas de la zona norte, planteando que “en Pilar no se va a tocar a nadie” (e instalando gendarmes y guardias privados).


 


 


La Comisión de Seguimiento


 


En este escenario, burocracia, empresa y Ministerio pactaron la constitución de una Comisión de Seguimiento del conflicto, a razón de cinco representantes “por parte”. La elección de la “parte” de los trabajadores fue “resuelta” por la conducción de Atilra que puso a cinco de sus hombres y a otra cosa. Al enterarse de esta operación los trabajadores de Carapachay advirtieron que cualquier comisión de seguimiento debía tener mandato y ser electa por las asambleas de las plantas Parmalat. Una asamblea conjunta de los trabajadores de Parmalat Carapachay y Pilar resolvió movilizarse para impugnar la Comisión de Seguimiento armada a sus espaldas y exigir el compromiso previo de “ni despidos ni rebajas salariales”. La movilización arrancó el compromiso de incorporar un delegado de Carapachay, pero 96 horas después, cuando debía efectivizarse, el Ministerio de Trabajo canceló la audiencia invocando un acuerdo de la patronal y la burocracia. De este modo, la Comisión de Seguimiento se ha constituido en la clandestinidad.


 


 


Plan de guerra en pie


 


El propósito de Taselli es dejar en la calle a varios centenares de los 1.200 trabajadores y rebajar los salarios en un tercio. En la presentación que hizo en el Ministerio de Trabajo declara, amparándose en la convocatoria de acreedores, que “es intención de la empresa celebrar un convenio de crisis por el término de dos años con Atilra. 600 trabajadores fuera de convenio serían las víctimas propiciatorias. Han empezado las ofertas de “retiros voluntarios”.


 


La burocracia (cuya cúpula nacional declara ser moyanista) ha proclamado por escrito su acuerdo con la “reestructuración”. La camarilla que dirige Atilra ha organizado una patota contra los trabajadores y agresiones en ambas plantas. Lo que revela su absoluta exasperación.


 


 


Qué hacer


 


Los trabajadores de Carapachay han resuelto una jornada de esclarecimiento en Pilar. Ningún despido, ninguna rebaja salarial. Huelga general y ocupación de las plantas frente a cualquier cesantía. Ganar la solidaridad activa de los trabajadores de otras plantas lácteas y de otras fábricas. Elegir una Comisión de Seguimiento del conflicto con compañeros electos en las plantas. Constituir un Fondo de Huelga. Convertir a la asamblea obrera conjunta de Carapachay y Pilar en el gran centro del conflicto con una comisión electa y responsable ante ella. La conciliación obligatoria vence el viernes 28.


 


Parmalat no es “inviable”. Los amplios y variados productos de Parmalat tienen un mercado. Existe una demanda insatisfecha, en particular entre la población más sumergida. Lo que ocurre es que Taselli quiere bajar salarios y reducir la planta para superexplotar a los que queden.