Sindicales

12/11/2009|1108

No al desembarco de Moyano en Brukman

De la mano del Ministerio de Acción Social, dirigido por Alicia Kirchner, y con la ayuda del renunciado Pérsico, el moyanismo intenta desembarcar en Brukman.

Representantes de la Federación del Gas y del Petróleo, entre ellos Rubén Bassi, pingüino de Santa Cruz y actual representante por parte de la Anses en el directorio de la empresa Gas Natural BAN, han montado un operativo de engaño los trabajadores para hacerse del gerenciamiento de la empresa.

Aprovechándose de la desesperación económica que sufren los trabajadores, cuyos salarios se encuentran por debajo de la línea de pobreza, como resultado del constante boicot del Estado a la gestión obrera, se pretende extorsionarlos para que Brukman deje de ser de los trabajadores y pase a ser dirigida por el moyanismo y el kirchnerismo.

Para hacerse de la fábrica, nuevamente pretenden convencer a los trabajadores de que “es necesario dejar de pensar como obreros, para poder pensar como empresarios”. Si hubieran pensado como empresarios, como predican los consejeros del moyanismo, hoy Brukman estaría cerrada con sus trabajadores en la calle.

La posibilidad del desembarco del moyanismo y el kirchnerismo ha generado una gran polémica en la fábrica. Semejante decisión, contraria a los principios históricos de Brukman, es el resultado de una política de aislamiento, promovida por el Movimiento de Fábricas Recuperadas, que terminó confinando a Brukman y aislándolo del resto de los movimientos de lucha e introduciendo como única salida la auto-explotación de sus propios trabajadores.

Entre los fervientes defensores de este planteo se encontraron los militantes del PTS y del FOS, que argumentaron a favor de la entrega de la fábrica a los moyanistas de la CGT.

Sorprendentemente, estos sectores dejaron de lado las enseñanzas de grandes luchas como la de Terrabusi, el Hospital Francés y el Casino, donde se puso de manifiesto el papel criminal de la CGT y la burocracia sindical que mandó las patotas, y acusó de “ultras” a los compañeros que luchaban contra las patronales con el fin de quebrar la lucha.

El intento de copamiento de Brukman forma parte de una ofensiva general del gobierno K, que busca liquidar la gestión obrera de las fábricas recuperadas para transformarlas en cooperativas oficialistas sin ningún tipo de futuro.

Rechazamos el gerenciamiento moyanista de Brukman. La única salida “viable” para Brukman es la defensa de su gestión obrera, la unidad con el resto de los movimientos de lucha y la convocatoria a un plan de acción para exigir al Estado que las fabricas recuperadas sean proveedores privilegiados de insumos para las empresas estatales.