Sindicales

19/1/2006|931

No al fraude de la burocracia, convoquemos a asamblea general


La burocracia de Atilra (Consejo Nacional) con la patronal (Taselli) acaban de asestar una verdadera puñalada a la lucha de Parmalat. Un acta suscripta en el Ministerio de Trabajo establecía el compromiso de venta de la leche en polvo en existencia en la planta de Pilar como parte de pago por los salarios adeudados y el compromiso de pagar entre el 23 y 27 de enero la segunda cuota del aguinaldo 2005. A cambio, los trabajadores se comprometieron a cesar toda medida de fuerza y aceptar que la empresa designe planteles reducidos (no más de veinte trabajadores) para áreas de mantenimiento, mandando al resto a sus casas.


 


La burocracia realizó tras cartón una asamblea improvisada de carácter “informativo” con una participación casi nula de trabajadores. Dio por finalizada la ocupación y retiró la carpa instalada hace más de veinte días.


 


Luego, la patronal (Taselli) desconoció el acta, envió sus directivos a la empresa, se hizo cargo de las existencias de leche y ofreció un pago “a cuenta” de 300 pesos.


 


Es importante tener en cuenta que se venía de dos asambleas generales en el lapso de una semana, donde el activismo logró sobrepasar el chaleco de fuerza impuesto por el sindicato y había aprobado el corte del acceso al Parque Industrial de Pilar, que luego de maniobras dilatorias de los dirigentes del gremio se terminó por efectivizar el jueves 13 de enero. La burocracia se encargó de bombear esta medida de fuerza, aceptada a regañadientes: levantó el corte cuando todavía no había comenzado la audiencia en el Ministerio de Trabajo, donde terminó de rubricar el acta vergonzosa, que luego la patronal desconoció.


 


Mas allá de la manipulación de la burocracia, las asambleas y las medidas de acción directa revelan las reservas combativas de la base de los trabajadores y del activismo, pese al desgaste a que la dirección de Atilra viene sometiendo el conflicto. La lucha de Parmalat por la defensa de la fuente de trabajo lleva más de un año de duración.


 


En esta fase crucial de la lucha es imprescindible, de nuevo, una verdadera asamblea general. La burocracia pretende ‘mandarnos a casa’, que es la vía segura para que quedemos desocupados.


 


Necesitamos profundizar la resistencia que ya está en marcha para rechazar los “planteles reducidos”. A la vez, está en debate el control de la venta de la mercadería de la que la patronal se quiere hacer cargo. Todas estas cuestiones deben ser discutidas en asamblea general e impulsar la reocupación de la planta. La asamblea debe formar una comisión de lucha, para asegurar que las iniciativas se lleven adelante hasta el final. Es necesario arrebatarle el control del conflicto a la burocracia. El manejo del conflicto y la orientación de la lucha deben estar manos directas de los trabajadores de Pilar.


 


Taselli pretende dejar en pie una planta de 50 a 100 trabajadores seleccionados por la burocracia. La dirección de Atilra (Consejo Nacional) ha sido un factor constante de derrota de los trabajadores. Fue protagonista de los cierres de las plantas de Carapachay y Chascomús, se llamó a silencio frente al despido de los delegados de Carapachay (dirigentes de la Lista Naranja), y mantuvo una ocupación sigilosa abriendo expectativas en un posible comprador que releve al vaciador Taselli. Un nuevo comprador no hará otra cosa que dejar al 80% de los trabajadores en la calle.


 


Reclamemos que el Estado intervenga la empresa y garantice el trabajo y el salario de sus trabajadores.