Sindicales

5/6/1997|542

Nobleza Piccardo es un polvorín

El sábado 24 se puso en marcha el ‘nuevo sistema’ horario: los obreros deberán trabajar los sábados, en forma alternada, de 6 a 14, cobrándolos como horas simples y no como extras (como hasta ahora). Bajo amenaza de despido, la patronal obligó a los trabajadores a aceptar esta imposición.


Todo esto se desenvolvió sin respuesta por parte del sindicato ni de la Comisión Interna. Recién el 21, el SOT largó un volante flojo donde informa de una denuncia al ministerio de Trabajo. Frente a este planteamiento esclavizador, no se organizó ninguna reunión en fábrica, no hubo ninguna indicación a los trabajadores desde el primer día. Por el contrario, según dijeron varios compañeros, algunos directivos de fábrica firmaron.


Hacia 1985, Nobleza contaba con 1.250 obreros; hoy se reduce a cuatro centenares con el sueldo congelado desde hace 6 años y una alta proporción de personal precarizado, con contratos de escasa duración. La guerra desatada entre los pulpos tabacaleros por la apropiación del mercado, vía la “distribución exclusiva”, es usada como una excusa contra cualquier reclamo obrero y para imponer una mayor ‘flexibilidad’.


La complicidad de la directiva del SOT en este proceso está fuera de toda duda. La directiva y las comisiones internas se han convertido en agentes directos de la patronal.


Soplan nuevos vientos


El odio obrero a toda esta porquería está asomando, influenciado por el ascenso general de los trabajadores y la descomposición del frente patronal y del gobierno. Por subterráneo que obligadamente deba ser su accionar, la evidencia de que grupos de trabajadores comienzan a cuestionar las condiciones de explotación y la entrega de la directiva, aterroriza a la burocracia. Invitamos a los compañeros a fijar un programa de lucha contra esa explotación, en la perspectiva de recuperar el sindicato. La preservación de todos los puestos de trabajo mediante la reducción de la jornada a 6 horas con capacitación, la efectivización de los contratados, el incremento del salario básico a 1.500 pesos y el respeto a las categorías, por un sindicato independiente de la patronal y el Estado, son los planteos elementales  para poner en pie a los tabacaleros.