Sindicales

17/5/2001|706

¡Nuevo triunfo en Zanon!

Luego de 33 días de huelga la patronal de Zanón ha tenido que ceder una vez más, no porque haya desembolsado el dinero para los salarios de marzo y abril (que los pagará el Estado neuquino) Lo fundamental es que no ha logrado resolver lo que su gerente general denomina un “problema estructural” (Río Negro, 9/5).


El capanga de la fábrica no se refiriere a deficiencias en las líneas de producción, ni a la falta de mercados (exporta a 30 países) o a la escasez de calidad productiva.


Lo que preocupa a la patronal de Zanón es que los obreros no dejan pasar los ataques flexibilizadores o las demoras en el pago de salarios. Lo dice el mismo patrón con todas las letras cuando se queja de que “demoramos el pago de sueldos por poco tiempo y nos hacen una huelga…”, se viola una norma de seguridad y…”otro paro” (ídem).


La empresa quiere imponer ritmos infernales. “(Tenemos) que producir”, dice quien no saca el trasero de su cómodo sillón de burócrata fabril. Los trabajadores, los que producen realmente en la línea, en los hornos, no le dejan al patrón violar impunemente el Convenio y las condiciones de seguridad. ¡Ese es el “problema estructural” del que aquél hablaba! Y además los trabajadores de Zanón ya van por un segundo mandato de una Junta Interna clasista. ¡Esto también es parte del “problema estructural”! No de gusto recalca que “hasta el Banco Mundial está viendo lo que pasa en Neuquén… a raíz de la convulsión social” (ídem).


El acuerdo


Recién tras 30 días de huelga la patronal se dignó a venir a Neuquén, a una audiencia en la Secretaría de Trabajo. Pero pretendió quedarse en el hotel aduciendo que en las puertas de la repartición estatal estaban los obreros manifestando.


El gobierno sobischista, preocupado por cerrar la huelga que confluía con otros conflictos salariales de trabajadores rurales, de la salud privada y con el paro de los estatales del 9 de mayo, forzó la reunión y de allí salió una propuesta que fue presentada a la asamblea obrera de la fábrica el sábado 5. Por esa propuesta se obtenía el pago del mes de marzo (trabajado) y los 30 días caídos de huelga de abril. La patronal pretendió pudrir el acuerdo. Por ejemplo, intentó imponer el compromiso de no hacer asambleas ni nuevos paros, y de paso aumentar un 50% el actual nivel de producción sin aumentar el personal.


En una masiva asamblea los trabajadores cuestionaron estos aspectos abusivos y a partir de las 7 horas del día martes cortaron los puentes que unen Neuquén con Cipolletti.


Este corte empalmaba con el paro y la movilización previstos por la CTA. Para Sobisch, que apenas una semana antes, en su discurso ante la Legislatura, divagaba sobre los “acuerdos estratégicos con la tecnología de la economía digital”, nuevamente asomaba el fantasma de miles de trabajadores cortando las rutas y puentes.


El martes por la tarde la empresa intentó un último boicot, pero los obreros se fueron a cortar la ruta 22 (adyacente a la oficina gubernamental) y finalmente la patronal aceptó las condiciones de la asamblea obrera.


Eufóricos, los obreros, junto a sus esposas y familias que los acompañaron los 33 días de huelga, festejaron el triunfo. Pero no se dieron ni un respiro: a la mañana siguiente una columna de ceramistas estuvo en la movilización de la CTA. Allí anunciaron que se preparan para las nuevas batallas.