Sindicales

7/12/2011|1206

Obra social gráfica: Un balance que oculta el derrumbe

El capítulo de las Memorias y Balances referido a la obra social oculta la bancarrota que, en varios aspectos, es terminal. La cara visible de la crisis es la degradación permanente de los servicios y las prestaciones. Hay otros aspectos menos conocidos como la pérdida de afiliados o la sangría de profesionales, los que -además, de provocar sobrecarga de trabajo para el personal- implican costosas erogaciones por acciones judiciales (un solo juicio -el de la ex presidenta de la OSPG, Alicia Fondevilla- redondea el millón y medio de pesos).

Las Memorias y Balances no dicen nada de esto, pero incluso lo poco que dicen es una confesión del desastre. Por ejemplo, el ejercicio 2009 arrojó un saldo positivo de 200 mil pesos y el de 2010 un déficit de 13 millones. Según sabemos, el pasivo actual alcanza los 60 millones de pesos. Otras publicaciones de la Verde reconocen hasta 35 millones. En cualquier caso, la obra social se encuentra técnicamente quebrada.

Los únicos argumentos de la directiva para justificar el agujero de las cuentas son la evasión patronal y la deuda del Estado (Administración de Programas Especiales), aunque no se sabe qué ha hecho para reclamar esos fondos.

Como cualquier explotador

Como hace cualquier explotador, el ongarismo transfiere el costo de su desmanejo económico a sus empleados. Los médicos, enfermeros y administrativos de la Ciudad de la Vida no sólo soportan una constante sobrecarga de tareas, sino una presión laboral que, por momentos, llega al maltrato y al hostigamiento (como ha sido denunciado ante la Comisión de Violencia Laboral del Ministerio de Trabajo).

Poco tiempo atrás, se presentó un petitorio exigiendo el cese de esta persecución y la solución de otros temas como el pago del salario en cuotas, la falta de elementos de trabajo, la falta de aportes jubilatorios, el no pago del refrigerio, etc. Fingiendo sensibilizarse con el reclamo, la presidencia convocó a una reunión cuyo verdadero fin fue identificar a los impulsores y despedirlos. Estos son los métodos de la burocracia sindical.

Cómo salvamos a la obra social

Es necesario convocar a una asamblea extraordinaria, en un plazo mínimo, para discutir un plan de salvataje a partir de tres puntos:

1) plena libertad de organización gremial para los trabajadores de OSPG;

2) apertura de las cuentas a una comisión electa en esa asamblea e integrada por activos, jubilados y empleados de la OSPG;

3) movilización de todo el gremio contra las empresas evasoras y por la recuperación del dinero adeudado por el Estado.

¡Salvemos el patrimonio de los gráficos!, que es el resultado de la lucha y el esfuerzo de muchas generaciones.