Una semana de conflicto, con paros y piquetes en la calle, bastaron para que los trabajadores de OCA desnudaran la enorme crisis en la que se encuentra el correo.

 

Los reclamos por el atraso y falta de pago de los salarios, jubilaciones y obra social,   pusieron de relieve la política vaciadora que la patronal llevó adelante desde la obtención del servicio postal en 2013 por parte de Patricio Farcuh, dueño del Grupo Rhuo, lo que terminó con un embargo de 60 a 100 millones de pesos, por desvío de fondos, por parte de la Afip.

 

La patronal de los Rhuo realizó negociados millonarios a partir de sus relaciones con los Scioli y los Randazzo (distribución de los DNI) y con el macrista Caputo. Además, ha establecido un régimen laboral por el cual el salario de los trabajadores se encuentra conformado en un 50% por ítems de productividad, viandas, viáticos, entre otros, lo que se suma a la tercerización del 30% del personal y la contratación de fletes como monotributistas.

Todo esto le permitió a la empresa una ganancia de 1.500 millones por año, en un período de 3 años, pudiendo así ampliar su cartera de empresas y servicios, que van desde la limpieza y el marketing hasta la obra pública y la contratación de personal eventual.

 

 A partir de 2015, con la acentuación del desguace, el ajuste se intensificó con despidos y suspensiones de contratados, que luego se trasladaría a los efectivos, y a recortes de 6 a 5 días laborales.

 

El rol de la burocracia del sindicato camionero ha sido nefasto. En todo momento intentó desactivar cualquier medida de lucha de  los trabajadores y sólo acudió a los paros cuando se vio superada por las asambleas de las sucursales, ante la negativa de pago de la empresa.

 

La complicidad de los Moyano, socios de los Farcuh, en el encubrimiento de las políticas de vaciamiento que la patronal llevó en el correo, generaron un amplio repudio en la base del gremio, a pesar de los intentos demagógicos de la dirección camionera por colocarse como salvaguarda de los reclamos de sus afiliados. Si bien “el conflicto laboral en la empresa postal OCA ingresó en una tregua a instancias de una solución inédita: el pago de los salarios por parte del sindicato de camioneros, que lidera Hugo Moyano” (Ámbito, 20/9) esta cuestión puso de relieve el vínculo directo entre la patronal y el gremio, y su consecuente repudio entre los trabajadores.

 

Con la nueva situación que se desprende a partir del conflicto, la intervención de los trabajadores de OCA juega un papel decisivo. Tanto para garantizar la continuidad del cobro de los salarios y aportes, como para defender los puestos de trabajo.  A este cuadro,  se le suma la incertidumbre creada por los plazos acordados entre el sindicato y el Banco Central para la digitalización de los resúmenes de cuenta,  que vencen a partir de diciembre y ponen en peligro la continuidad de 4000 puestos de trabajo del correo en general.

 

El gobierno de Macri y el Ministerio de Trabajo han ofrecido a los Moyano una ayuda frente al conflicto: la posibilidad de otorgar a la empresa una moratoria para el pago de sus deudas con el fisco y salir del embargo que la afecta.  “En la cartera laboral el plan es… ofrecer al ex líder de la CGT  una solución duradera a la crisis en OCA, inclusiva de todos los choferes que se desempeñan para la firma, a cambio de dar de baja la amenaza latente de un paro nacional, o al menos su reemplazo por una medida de menor impacto, como una movilización” (Ámbito, 13/9). 

Como se ve, la crisis de OCA es una moneda de cambio en la tregua de la burocracia sindical con el gobierno  de Macri. 

 

Todo lo dicho deja en claro que de ninguna manera podemos esperar que los Macri-Farcuh-Moyano den una salida a la crisis del servicio postal. Una reorganización favorable debe partir de la iniciativa de sus propios trabajadores. 

 

Todo el apoyo a la lucha de OCA. 

 

Por la defensa del salario y los puestos de trabajo

Apertura de los libros contables del Grupo Rhuo