Sindicales
10/1/2007|978
Oliveros: Un ejemplo de lucha
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El intendente de la localidad de Oliveros, Moyano (un pejotista travestido al “socialismo” de Binner), despidió a dos viejos trabajadores municipales, al mismo tiempo que mantenía una serie de deudas con sus trabajadores. Frente a los despidos, el sindicato municipal planteó una lucha que incluyó una carpa en la puerta del Municipio y culminó con la ocupación pacífica de sus instalaciones.
Una patota de cien lúmpenes, encabezada por el vicepresidente del Concejo, arrancó una de las puertas del edificio e ingresó con hierros y armas de fuego para agredir a los trabajadores. La golpiza dejó varios obreros contusos. Edgardo Quiroga, secretario general de los municipales de San Lorenzo, fue literalmente molido a palos.
Los compañeros del Plenario Obrero Ambiental de San Lorenzo convocaron a un paro general de los municipales para el 27 de diciembre y una marcha desde el Centro Cultural de San Lorenzo hasta Oliveros, para realizar un acto en la puerta del Municipio. No sólo por las reivindicaciones planteadas sino también para exigir la renuncia del intendente Moyano y del titular del Concejo, y el juicio y castigo a los responsables.
Una gran muestra de solidaridad obrera
La marcha de San Lorenzo a Oliveros fue impresionante: más de cuatrocientos compañeros. Estuvo presente la CGT de San Lorenzo, con una importantísima representación obrera: había más de 20 delegados aceiteros de varias empresas de la zona con el secretario general de la CGT; los obreros de ICI con su nueva comisión interna a la cabeza, papeleros de Andino, delegados municipales de varias localidades, más de 30 delegados docentes de San Lorenzo con sus directivos, miembros de la directiva de Amsafe Rosario, una nutrida delegación del Hospital Eva Perón de Baigorria y su junta interna, obreros de 9 de Oro y de varias fábricas de la zona.
Varias cuadras antes de llegar al municipio, unos 150 efectivos de la Infantería provincial bloquearon la caravana de micros y autos. Entonces se marchó a pie hasta el lugar del acto. La mayoría del pueblo salió a la calle a aplaudir a los manifestantes.
El acto realizado fue una verdadera muestra de cómo se responde al accionar de las patotas. Horas antes, el propio intendente había firmado el 100% de las reivindicaciones planteadas, incluyendo la reincorporación de los municipales, con la esperanza de que se levantara la marcha. Con la victoria, la marcha cobró aún más fuerza. El acto puso el centro político en la renuncia del intendente y el juicio y castigo a los responsables de la criminal agresión.
El acto trazó un compromiso de acción conjunta de todos los gremios para establecer un programa y un plan de lucha contra la depredación laboral y ambiental.
La marcha concitó el apoyo de varias organizaciones de la izquierda que viajaron desde Buenos Aires. Más de 250 compañeros del Polo y del Partido Obrero de Rosario y el Cordón participaron de la movilización. La agitación regional y la campaña de medios realizada colocó al PO como una de las referencias de esta lucha. Se vendieron más de 35 periódicos entre la gente que concurrió al acto.
Hubo ausencias muy significativas. La CTA no participó de la marcha ni del acto. Su ausencia tiene una explicación: la CTA no quiso que se pidiera la renuncia a un intendente ligado a Binner. Su compromiso con los socialistas amarillos está muy por encima de cualquier solidaridad de clase.
La contracara de esta política fueron los trabajadores de ATE del propio pueblo de Oliveros, que repudiaron esta posición; participaron del acto más de un centenar de directivos, delegados obreros y activistas de toda la zona. El MIC de Rosario brilló por su ausencia; atacar al binnerismo constituye una mala palabra para estos sectores.
Los ataques al Centro Cultural con la Infantería (en oportunidad del Plenario Obrero Ambiental de diciembre) y las patotas de Oliveros, son las respuestas desesperadas de los personeros políticos de las aceiteras y los grandes exportadores de granos frente a una clase obrera que, desde la gran huelga de ICI, registra un importante proceso de reorganización. El PJ y el socialismo amarillo compiten en ver quién otorga más beneficios a las patronales y en quién asume una actitud más antiobrera. Se empieza a tomar conciencia en el Cordón de que es necesaria una alternativa política fuera de estos dos grandes bloques patronales que dominan Santa Fe.