Sindicales

4/7/1996|501

Otro triunfo en Textil INTA

En sucesivas semanas, esta patronal negrera (dueña de Lapa, Makro y Casa Tía) emitió telegramas de despido con el objeto de obligar a los 140 compañeros a aceptar la eliminación del premio por productividad y el ticket canasta de 100 pesos. Primero despidió a 15 compañeros; como el resto inició un paro, la patronal volvió a despedir trabajadores, dejando 3 compañeros por sección. Estos compañeros desde adentro y el resto desde afuera, se mantuvieron firmes. En virtud de esta resistencia, tampoco pudo imponer el salario de hambre (a razón de 0,82 peso la hora, contra los 2,60 pesos que se venían pagando) y terminó despidiendo a todo el personal, incluyendo los delegados.


Fueron los delegados de planta los que organizaron la resistencia, armando una olla popular en la puerta de fábrica. El argumento de estos capitalistas es el consabido: no pueden competir con salarios ‘tan altos’ frente al resto de las textiles. Sin embargo, están renovando todo el stock de maquinarias e introduciendo equipos.


Cuando la patronal inició la búsqueda de personal para quebrar a los compañeros, ofreciendo 0,82 peso la hora, éstos fueron a discutir su situación con los trabajadores desocupados que se ofrecían a trabajar. También iniciaron una colecta en puerta de fábrica.


La dirección de la AOT (Goyeneche) intentó copar la dirección del conflicto luego de que éste tomó difusión pública, pero se negó a convocar a un plenario de delegados.


El viernes 28/6, los trabajadores se movilizaron hasta la Subsecretaría de Trabajo (regional San Martín) para acompañar a los delegados a una audiencia conciliatoria con la patronal, que faltó a la cita. La dirección del gremio logró que el Ministerio llamara a conciliación obligatoria (con todos los despedidos adentro).


El lunes por la mañana, ni el dueño ni el representante de la patronal se presentaron para recibir la notificación, pero trataron de convencer a los trabajadores con distintas ofertas, que los compañeros rechazaron totalmente.


Finalmente, la patronal ‘reculó’ y aceptó los términos de la conciliación con todos los despedidos adentro, y retiró su planteo de reducción salarial.


El hecho de que los trabajadores despedidos puedan ingresar a planta es un triunfo de su organización y movilización, pero debemos estar alertas frente a la intención de la patronal de volver a intentar imponer la rebaja salarial. Es necesario reforzar la organización e insistir en la convocatoria a un plenario de delegados textiles que vote un plan de lucha.