PARANÁ METAL

Debe ser una lucha de toda la clase obrera

Cuando este periódico esté en la calle, los trabajadores metalúrgicos de Villa Constitución estarán cumpliendo una resolución de la asamblea que votó un paro con movilización y corte de la autopista, en defensa de los puestos de trabajo de Paraná Metal.

El poderoso empresario Cristóbal López –después de meses de desgaste, de suspensiones eternas y salarios recortados– intenta ahora desprenderse definitivamente de las responsabilidades de la planta.

La dolorosa experiencia del desmantelamiento de Malhe, después de casi dos años de lucha, puso de relieve que ni el gobierno provinciales ni el gobierno nacional estuvieron interesados en mantener los puestos de trabajo ni de la gran metalúrgica de Rosario, ni de la papelera Massuh del Gran Buenos Aires, donde “el salvataje”, en el que intervino otro hombre del gobierno (Guillermo Moreno), terminó en el desmantelamiento de la planta y en la “hipótesis” de formación de una cooperativa.

La lucha de los obreros de Paraná Metal por defender sus salarios y su trabajo, como las de Malhe o de Massuh, ha arrancado “subsidios” que mantuvieron esas plantas durante un tiempo con “respirador artificial”, pues en ninguna de ellas se tomaron medidas de fondo que garantizaran su continuidad.

La salida definitiva de Paraná Metal es una readecuación de su proceso productivo, que permita darle trabajo a los 1.100 trabajadores de la planta. Eso se hace con una inversión tecnológica que tanto el gobierno provincial como el gobierno nacional pueden hacer. El gobierno de Binnner, que subsidia el pago de grandes impuestos a las agroexportadoras, puede mantener la totalidad del pago de los sueldos de los trabajadores hasta esta adecuación tecnológica. Si la fábrica pasara a manos del Estado provincial y la misma quedara bajo el control de los trabajadores, más de 1.500 familias de Villa Constitución que hoy dependen directa o indirectamente de Paraná Metal, mantendrían su trabajo.

La defensa de los puestos de trabajo de Paraná Metal está directamente relacionadas con la magnitud de su resistencia y a la proyección nacional que tome su lucha. Cuanto mayor sea su instalación nacional, mayores dificultades tendrá el gobierno de Binner para mirar hacia otro lado, apelando a leyes de seguridad industrial que no se cumplen, a emergencias económicas que tampoco se cumplen y a proyectos de expropiación que duermen en los cajones de la gobernación, como fue el caso de Malhe.

El “posibilismo” del que hacen gala los dirigentes de la UOM de Villa Constitución ha tocado fondo. El plebiscito para defender las suspensiones y las gestiones con la UOM nacional para que los Kirchner dieran la salida se han agotado.

Apoyamos el corte de la autopista todas las veces y el tiempo que sea necesario. Apoyamos marchar sobre los poderes públicos, que es donde se pueden tomar las decisiones de fondo del conflicto. Necesitamos transformar esa gran movilización de casi 6.000 trabajadores de Villa Constitución en una movilización de miles de trabajadores de Rosario. Reclamar a la CGT y la CTA un paro activo por Paraná Metal y una movilización hasta que el gobierno provincial para que dé una respuesta cara a cara con los trabajadores de Paraná Metal. Binner no puede seguir mirando para otro lado frente al desmantelamiento de Paraná Metal. Que ponga la plata hasta que se reorganice un nuevo proceso productivo.

Defendemos, como parte de esta lucha, la ocupación de la planta de Paraná Metal, pues tiene un enorme valor estratégico. Dentro de la misma y con el control de los trabajadores de la sus instalaciones, se discute desde una posición de fuerza cualquier variante de salida.

Políticamente es una fuerte señal para toda la clase obrera de defensa de los puestos de trabajo contra la adecuación productiva de los distintos grupos capitalistas que arman nuevos negocios, como en Malhe, a costa de dejar 500 metalúrgicos en la calle. Defendemos una Paraná Metal ocupada por sus trabajadores.