Sindicales

26/10/2000|685

Parazo de los obreros de Solari por aumento de salarios y contra los despidos

En Martínez, San Isidro, Solari es una de las principales fábricas plásticas del país, dedicada esencialmente a la producción de envases. Se trata de una patronal ‘dura’, que paga salarios de hambre *la mayoría no alcanza los 400 pesos, que a mediados de año impuso numerosos despidos “justificados” en la caída de la producción. La patronal niega la entrada del sindicato a la planta (lo que no llama la atención tratándose de la entreguista burocracia de Mastrocola) y tiene como gerente de personal a un ex oficial del Ejército, presunto represor de los campos de concentración de la dictadura.


A fines de setiembre, encabezados por la Comisión Gremial Interna, los trabajadores decidieron pararle la mano a la patronal: En asamblea votaron reclamar, mediante un petitorio firmado masivamente, el pago de productividad que la empresa se niega a dar a los operarios. El convenio plástico es una obra maestra de la entrega que, entre otros puntos, establece el incremento salarial sólo si se aumenta la “productividad”. En Solari, los trabajadores han ‘quintuplicado la productividad‘, y la patronal se empecina en desconocer hasta ¡las cláusulas flexibilizadoras que pautó con la burocracia en su beneficio!


Los trabajadores calculan que, en promedio, el pago de la “productividad” duplicaría los salarios más bajos.


La fuerza de los compañeros impuso el ingreso del sindicato a planta. La Comisión Interna entregó los reclamos con los operarios en “asamblea”, es decir, en medio de un paro de hecho, y consiguió que el gerente milico estuviera fuera de la negociación. Esperando la respuesta de la patronal, se volvió por 24 horas a tareas normales, y al cabo de ese plazo, y ante su negativa, los trabajadores retomaron el estado de “asamblea-paro”. La patronal respondió con 14 despidos. Cuando el conflicto amenazaba profundizarse intervino el ministerio de Trabajo.


 


La situación actual


La patronal pretende cambiar los despidos por las cabezas de la Comisión Interna y, por supuesto, no habla del pago de su deuda y del incremento por productividad al que está obligada. La burocracia plástica ya ha comenzado a ‘trabajar’ para bombear el conflicto. Para la burocracia, un “éxito” sería que ‘alguno’ de los que recibieron telegramas de despido quedara adentro.


Pero los trabajadores están dispuestos a luchar, a ir hasta el final, porque además del salario, ahora está en juego la fuente laboral.


En lugar de tanta charla la burocracia debería convocar a un plenario general de delegados de la zona norte que largue inmediatamente un paro en apoyo de Solari y en defensa de las reivindicaciones de todos los trabajadores plásticos.


A la lucha de Solari, se suman los cien días de ocupación de Bossi, en Torcuato; la ocupación de Cifor, del Smata, también por despidos y cierre; la carpa “del Pan y del Trabajo” de los desocupados de San Fernando; la ‘canoada’ de los isleños, en Tigre, por la contaminación alevosa del Delta. La unidad de estas luchas, al mismo tiempo que una perspectiva común para todos los trabajadores de la zona norte, permitirá reforzar la perspectiva de cada uno de estos conflictos y llevarlos al triunfo.