Sindicales

18/6/2017

Paritaria petrolera: una nueva entrega de Pereyra


El miércoles por la tarde, la burocracia dirigente del Sindicato petrolero de Neuquén, Río Negro y La Pampa, firmó el acuerdo paritario con las cámaras patronales del sector: la CEOPE y la CEPH. El acuerdo incluye un pago único a cobrar en julio, extraordinario y no remunerativo, equivalente al 10% de la suma de los salarios de abril, mayo y junio. A partir de julio se establece un aumento salarial del 10% y desde octubre se le adiciona otro 10%. El aumento de octubre no es acumulativo, es decir que se calculará sobre el salario de marzo.


 


El acuerdo paritario incluye una cláusula de actualización salarial, para el caso de que la inflación publicada por el INDEC supere, desde abril de 2017 a abril de 2018, el 20%. En ese caso, los salarios deberían actualizarse en un porcentaje equivalente a la diferencia existente entre la inflación declarada por el INDEC y el 20% de actualización salarial establecido en el acuerdo paritario. Queda por verse si las cámaras petroleras se aprestarán a cumplir este punto del acuerdo. Sea como fuese, en el artículo séptimo del acta paritaria, la burocracia renunció a cualquier tipo de pelea en defensa, incluso, del acuerdo por ellos mismos firmado. Allí, se comprometen a ‘respetar la paz social’ en pos de garantizar la mayor productividad que reclaman las empresas.


 


El acuerdo, consolida la pérdida de poder adquisitivo de los obreros petroleros. El propio Pereyra había admitido una pérdida de 10 puntos del poder adquisitivo de los trabajadores, por el aumento salarial del 30% en cuotas cerrado el año pasado, contra una inflación que trepó al 40%. Esto, sin contar a los obreros de servicios especiales, a quienes les han reducido sus salarios a la mitad fruto de la implementación del nuevo convenio colectivo de trabajo. Finalmente, los 20 puntos de aumento acordados están por detrás de una inflación que se proyecta, para este año, de mínimo, en un 27%.


 


Pero el acuerdo paritario sólo fue posible luego de que Pereyra se comprometiera a dar vía libre a la plena aplicación de la adenda flexibilizadora del convenio colectivo de trabajo. Es que la implementación del nuevo convenio encontró, y probablemente seguirá encontrando, una resistencia de parte de los trabajadores. Las empresas, a través del propio Macri, le exigieron a Pereyra que se cumpla a rajatablas el acuerdo de productividad, sin lo cual no se otorgaría el aumento paritario.


 


En síntesis, de la mano de un aumento salarial que no cubre la inflación proyectada para este año, ni mucho menos compensa los diez puntos perdidos por el acuerdo cerrado el año pasado, la burocracia, por orden de las empresas y de Macri, dio la estocada final a la implementación de la adenda flexibilizadora del convenio colectivo de trabajo.


 


La delegación sindical encargada de firmar esta entrega, estuvo compuesta por Guillermo Pereyra, actual secretario general y senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino (MPN), Marcelo Rucci, secretario administrativo e intendente de Rincón de los Sauces por el MPN y Daniel Andersch, secretario gremial y ex legislador provincial por el MPN. Hay que sacar todas las conclusiones del proceso que se vivió en el gremio petrolero en los últimos años. La ofensiva antiobrera que lideran las empresas, que empezó en 2015 con el inicio de los despidos hormiga bajo la era kirchnerista, cuenta ahora con el concurso del MPN y Cambiemos. La burocracia petrolera emepenista, ha sido un agente clave para la consumación del proceso de reviente de las conquistas obreras. Los trabajadores petroleros deben luchar por una nueva dirección en el gremio y también por una alternativa política propia, junto con la izquierda.